La magia de las plantas tintóreas en el Centro Cultural San Martín

La magia de las plantas tintóreas en el Centro Cultural San Martín

El trabajo de Lucila Catalín es “complejo de explicar” si no se cuenta con su conocimiento y pasión. Sin embargo, al margen de la dificultad técnica, el concepto detrás de la instalación es sorprendentemente sencillo y poderoso: utilizar el color natural de las plantas para crear arte visual. Esto requiere de un proceso en el cual Catalín revela el último paso: cuando una planta muestra un color, sumerge “un poco de papel y lo expone al sol durante un mes”. Solo si el color permanece, la planta se considera tintórea.

En el centro cultural, este proceso se amplifica y transforma en una experiencia visual envolvente. Los visitantes son recibidos por una impresionante “gran paleta desplegada en todos esos vidrios”, resultado del trabajo meticuloso de tintura de papeles secantes que juegan con la luz solar. Este despliegue se puede observar no solo desde el interior del centro cultural, sino que “desde la calle también se ve este despliegue cromático”. La obra es una simbiosis perfecta entre la naturaleza y el arte humano, una verdadera “reivindicación de la naturaleza”.

Lucila Catalín, originaria de Bariloche y ahora radicada en Buenos Aires, lleva en su ser un vínculo profundo con la naturaleza que se refleja en su obra. Confiesa que siempre ha explorado “las diferentes formas” de relacionar el arte con el entorno natural. Durante siete años, ha trabajado específicamente con plantas tintóreas, que a menudo también son medicinales, explorando las posibilidades “metafóricas y poéticas” que estas plantas ofrecen.

El camino que llevó a Catalín al Centro Cultural San Martín no fue directo. La artista relata que el proceso se vio interrumpido por la pandemia, requiriendo que se replantearan varias ideas antes de que finalmente la instalación pudiera hacerse realidad. Sin embargo, esta pausa permitió que la propuesta evolucionara junto con el mundo que la rodea, reflejando las preocupaciones contemporáneas sobre el entorno natural y el impacto humano.

En el mundo del arte, Catalín prefiere no ser encasillada dentro de una tradición específica, aunque reconoce que hay muchos artistas con intereses similares. Destaca que hay una creciente tendencia entre los artistas contemporáneos a lidiar con “los problemas también de los cultivos” y otras cuestiones medioambientales, vislumbrando el arte como una vía para aumentar la conciencia y la apreciación de la naturaleza.

“Cromatología Vegetal, Solsticio de Verano” es más que una exhibición de color; es una llamada a reflexionar sobre la relación del ser humano con la Tierra. La experiencia que se ofrece al público es única y personal. Catalín afirma que, como artista, uno “no tiene control” sobre cómo la obra afecta a los espectadores, reafirmando que “una vez que uno lo hizo hasta un punto, pues ya toma su vida propia”. Esa libertad que encuentra el visitante frente a la obra es parte del viaje estético y emocional que la artista desea compartir.

Ubicada en el entrepiso del Centro Cultural San Martín, en la entrada por Sarmiento 1551, la instalación ocupa un espacio conformado por “18 paneles de vidrio”, con una altura de siete metros, ofreciendo una imponente pantalla traslúcida a través de la cual la luz del sol interactúa con los colores del papel teñido. Esta manifestación visual no solo es accesible dentro del centro cultural, sino que proyecta su presencia hacia la ciudad.

La obra estará disponible para el público hasta abril o mayo, ofreciendo a los visitantes la oportunidad de sumergirse en esta innovadora mezcla de arte y naturaleza por un tiempo prolongado. Para quienes buscan algo verdaderamente diferente, “Cromatología Vegetal, Solsticio de Verano” es una obra que no debe perderse, una experiencia que invita a explorar la belleza y el potencial del medio ambiente a través de los ojos de una artista dedicada.

En definitiva, Lucila Catalín nos presenta su obra como una plataforma de reflexión y apreciación sobre el uso de nuestras plantas y sus colores en el arte. En una era donde la naturaleza y sus problemáticas son temas cruciales, su trabajo ofrece un prisma de colores que, literalmente, ilumina estas cuestiones desde una perspectiva artística, demostrando que el arte puede ser una poderosa herramienta para el cambio y la concienciación medioambiental.