Innovando a Ciegas: La Controversial Iniciativa de Buenos Aires para Detectar COVID-19 por Audio

Innovando a Ciegas: La Controversial Iniciativa de Buenos Aires para Detectar COVID-19 por Audio

El antecedente de inteligencia artificial se asociaba normalmente con lugares como China, Taiwán, Corea o Hong Kong, países que se han posicionado como potencias tecnológicas globales. Sorprende entonces que esta osada tecnología emergiera en Argentina, en un contexto donde, incluso “los propios chinos pudieron llegar a vislumbrar” una solución de esta naturaleza. Esta iniciativa, llevada a cabo a través del servicio digital Botti, ya está operativa, pero no está libre de polémica.

La infectóloga Gabriela Piovano, trabajadora del Hospital Muñiz, fue categórica en su crítica al afirmar que “la posibilidad de que evalúen por un audio de la tos la posibilidad o no de ser coronavirus positivo” resulta improbable y “sería realmente minimizar todo el acto médico, de diagnóstico, de evaluación clínica”. La médica señala que las variantes y particularidades de cada caso son demasiadas como para basar una evaluación únicamente en un audio de tos.

Este enfoque no solo parece carente de solidez científica, sino que también descomprime la responsabilidad del acto médico, reduciéndolo a un simple algoritmo. En este contexto, Piovano expresa su escepticismo respecto a la veracidad y funcionalidad de esta tecnología, y sugiere que podría ser una distracción de “la cantidad de gente que se le ha muerto a la [gestión de Horacio Rodríguez] Larreta y la cantidad de chicos que se han muerto por la mala gestión”.

Esta visión crítica se extiende hacia las decisiones políticas y de gestión del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires durante la pandemia. Piovano sostiene que los líderes deberían ser investigados “de por qué tomaron conductas que, a sabiendas, dado los antecedentes que se podían tomar de la gestión de Europa, por ejemplo, y de Estados Unidos, y los malos resultados que tuvieron, sin embargo, siguieron adelante y a su vez también tuvieron malos resultados”. A su juicio, la responsabilidad política y de gestión debe ser objeto de un examen riguroso y transparente.

El sistema IATOS, anunciado con optimismo por las autoridades, despierta varias interrogantes sobre su desarrollo y validación científica. Las pruebas iniciales realizadas con muestras de audio recolectadas durante meses en los centros de testeo no parecen haber sido acompañadas por una fundamentación científica sólida. Se plantean dudas sobre cómo se recolectaron, seleccionaron y procesaron los audios que alimentaron la inteligencia artificial.

La implementación de esta herramienta genera un debate amplio sobre el uso de la inteligencia artificial en el ámbito de la salud. Por un lado, no hay dudas de que estas tecnologías tienen el potencial de transformar el sector médico, pero también es crucial que se implementen bajo estrictos estándares de validación científica y ética. Gabriela Piovano indica que “la efectividad en la predicción” que se alega, evoca “a mano santa”, unas predicciones más cercanas a creencias y adivinación que a la medicina basada en evidencia.

Al final del día, surgen más preguntas que respuestas. El desafío para el gobierno y los desarrolladores de esta tecnología será convencer a la comunidad científica y al público en general de su validez y utilidad, todo mientras se asegura que no se descarte la importancia del diagnóstico tradicional y los exámenes clínicos exhaustivos. La eficacia real de esta aplicación podría ser puesta en cuestión si no logra superar los escépticos conceptos de la medicina.

De momento, lo único claro es que la innovación tecnológica en la salud debe ser acompañada de un proceso riguroso y transparente de investigación y evaluación. De lo contrario, se corre el riesgo de no solo “minimizar todo el acto médico”, sino también de desviar la atención de problemas más sustanciales en la gestión de la salud pública y sus resultados durante situaciones críticas como una pandemia. El caso del gobierno porteño es una llamada de atención sobre cómo los avances tecnológicos deben ser introducidos con responsabilidad y evidencia que sustente su efectividad y seguridad para el público.