Los Violadores: la primera banda punk de Argentina que nació desde el público

Los Violadores: la primera banda punk de Argentina que nació desde el público

En un diálogo revelador, Sergio Gramatica nos transporta a los primeros días de Los Violadores, una banda que nació casi por capricho del destino, desde el esfuerzo genuino y la pasión, “porque no había un circuito de rock y tocábamos donde se podía”. Imaginemos un grupo de jóvenes, fascinados por la autogestión tan propia del punk, que hacían volantes y pegaban carteles, construyendo un movimiento desde cero.

El inicio de una revolución musical

La historia de Los Violadores es, ante todo, una historia de valentía y autoconstrucción. Como Gramatica recuerda, el grupo empezó “más abajo que el Under”, algo que hoy parece inverosímil pero que en su momento fue un camino lleno de obstáculos pero también gratificante. Es evidente que el encuentro entre los miembros de la banda fue orquestado por el destino: “Estuca vio ese volante, fue de público a ver un show y… tenía ganas de tocar”, dice Gramatica, rememorando cómo la formación del grupo se gestó orgánicamente desde las filas del público.

Una figura tan central como Pil Trafa, otro de los miembros icónicos de la banda, llegó a integrarse al grupo de una manera fortuita. “Nos cruzábamos por la calle (…), se nos ocurrió poner un cantante y dijimos de llamarlo a él”, relata Gramatica. Estas conexiones aleatorias y espontáneas subrayan un aspecto fundamental del movimiento punk: la idea de que cualquiera podía ser un protagonista, de que no importaba tocar bien, sino tener algo para decir.

Influencias y estilo

El estilo de Gramatica como baterista introdujo una nueva forma de vivir y entender la música. Inspirado por leyendas como Keith Moon de The Who, Sergio demostró que el punk, aunque simple en técnica, requería una energía desbordante y un estado físico envidiable: “Te tocaban 28 temas en una hora (…) la garra que le ponían y la velocidad era algo muy difícil de hacer”. Sin embargo, al ser el punk un género que celebraba lo elemental, Gramatica optó por una configuración de batería más minimalista, similar a la de Tommy Ramone y Ringo Starr, una decisión que definió el sonido característico de Los Violadores.

La construcción de un movimiento

Más allá de la música, Gramatica dejó una marca significativa en la escena underground con sus contribuciones culturales, como la creación de uno de los primeros fanzines de punk en Argentina. “Decidí escribir por mí mismo cosas del punk (…) era como para leer lo que uno quería leer”, comenta. Esta iniciativa no sólo dio voz a una nueva subcultura, sino que también fomentó el crecimiento de una comunidad que, con el tiempo, se convertiría en el núcleo de una rica tradición punk en el país.

Enfrentarse a un entorno dominado por otros géneros no fue fácil. “Nosotros somos como una mosca blanca”, dice Gramatica al recordar los tiempos compartidos con bandas contemporáneas que iban desde Sumo hasta Soda Stereo. Con el tiempo, y a pesar de no ser del agrado de todos en la escena rockera tradicional, Los Violadores se ganaron un lugar de respeto, transitando los mismos escenarios y forjando amistades genuinas dentro de la comunidad.

Más allá de las discordias

El viaje de Los Violadores no estuvo exento de desafíos interpersonales. Como en toda banda, los choques de personalidad y las diferencias artísticas fueron inevitables, especialmente entre figuras prominentes como Estuca y Pil. Sin embargo, en su autobiografía, Gramatica opta por recalcar lo positivo: “Es muy bueno eso (…) no voy a hundir más en ese aspecto, y voy a recatar lo esencial, que es la música, la trayectoria”, reflexiona.

Su relato culmina en la emotiva reunión de la banda en 2016. “Gracias a la reunión queda un buen recuerdo”, indica, manifestando una nostalgia que celebra no solo el pasado glorioso sino también el legado imperecedero que Los Violadores deja para las futuras generaciones.

Sergio Gramatica no es solo un baterista; es un cronista de una era y un facilitador de historias que se entrelazan con el pulso de una nación. Su libro “Lo hice porque me lo prometí” es un testimonio poderoso de la resiliencia y creatividad que son marca registrada del movimiento punk. En sus páginas, Gramatica captura el espíritu férreo de Los Violadores, esa banda única que, al igual que una mosca blanca, desafió convenciones y dejó una huella indeleble en el paisaje sonoro de Argentina. Un logro que, como él mismo destaca, “no cualquiera” puede reclamar.