Una visita inspiradora y una sátira del mundo literario
La idea de esta novela, cuenta Martínez, “tiene que ver con lo que fue mi primera visita a Carmen Balcells, ella me envió realmente un taxi, tal como se cuenta, me envió a su chofer para hacer ese recorrido inicial por Barcelona”. Así sembró las primeras semillas de lo que luego se convertiría en este apasionante libro. La figura de Carmen Balcells, legendaria agente literaria detrás de varios escritores del boom latinoamericano, está representada con un “costado homocistoférico” en la novela, reflejando tanto su poder como alguna estridencia presente en el ámbito editorial.
Una conversación con Balcells dejó huella en el escritor cuando ella expresó sus temores sobre la dirección de la industria editorial: “estaba azorada en ese momento, porque en uno de los grandes grupos editoriales habían contratado como de gerente de ventas a una persona que hasta este momento había dedicado a vender zapatillas”. Esta declaración dio pie a una reflexión más amplia sobre el papel vital del crítico literario, quien “siempre iba a haber un momento en que iban a tener que elegir cuál libro”, subrayando la necesidad de un juicio experto en literatura.
El enigma del juicio literario
Martínez utiliza su novela para explorar profundas cuestiones sobre la crítica y el papel del crítico en evaluar y jerarquizar las obras de literatura. Reflexiona que “hace treinta años, importaba realmente lo que decía un suplemento cultural”, pero se pregunta si hoy la crítica todavía puede ser un “juicio de valor” efectivo o si se ha diluido en reseñas simplistas.
La novela también hace eco de un interés filosófico de Martínez, inspirado por temas filosóficos de Wittgenstein, generando una “metáfora comprensible” de la interpretación literaria. Dichos conceptos filosóficos se entretejen hábilmente en la narrativa, haciendo de esta obra algo más que una simple historia.
Un crítico en un tablero de ajedrez literario
En *La Última Vez*, quien lleva el timón es un crítico literario llamado esa a participar en el último trabajo de un célebre escritor, a quien debe ayudar a descubrir “algo en el libro que nadie hasta ahora, a pesar del éxito, pudo ver en su obra”. Con ingenio y personajes memorables, Martínez construye una intrigante narrativa, casi como un “tablero de ajedrez” donde cada pieza juega un papel crucial en el desarrollo de la trama.
Martínez, por su parte, confiesa que durante sus años de lector ha tenido una “especie de sensación de empatía profunda” con ciertos autores, como Henry James, con los que se siente “muy compenetrado”. Esta relación literaria subraya el poder de la lectura como un vínculo íntimo entre lector y autor, más allá del tiempo y el espacio.
El contacto personal en una era de crítica horizontal
El autor también se detiene en la interesante paradoja de la crítica actual, donde la voz de un lector random puede tener tanta relevancia como la de un crítico profesional: “lo que quedó un poco fuera de juego es el papel que tenían los críticos de un modo profesional”. Sin embargo, Martínez ve el valor en los “grandes lectores” que, aunque no se dediquen a escribir, pueden ofrecer una “devolución totalmente, digamos, fundada, razonada, sensible”.
La obra de Martínez también toma referencias cinematográficas, a menudo visualizando escenas para lograr una descripción más evocadora: “cuando yo necesitaba que Morgana nadara en la pileta, me imaginé cuáles son los detalles para convencer al lector de que es una buena nadadora”. Su narrativa está impregnada de detalles reales y vívidos, lo que la hace propicia para adaptaciones cinematográficas, aunque él afirma que no escribe con eso en mente.
Una obra que cristaliza en tiempos de pandemia
*La Última Vez* fue una de las creaciones positivas surgidas en tiempos de confinamiento, cuando Martínez decidió volcarse en su escritura: “fue lo que rescaté de la pandemia”, finalizando el manuscrito en un tiempo récord. “Nunca antes me había pasado esto”, confiesa, a lo que se suma la integración de sus temas favoritos como la playa, el tenis y la filosofía.
Barcelona se convierte en una protagonista más en *La Última Vez*, siendo no solo el escenario de la historia, sino un personaje vivo cargado de simbolismos y resonancias culturales. Entre la historia personal del crítico y su inmersión en la obra del escritor enfermo, el lector es invitado a un intrincado viaje por las calles de la ciudad catalana.
En definitiva, Guillermo Martínez nos ofrece con su última obra una exploración consciente y delicada del mundo literario, del papel del crítico y de las dinámicas cambiantes entre los lectores y las palabras que consumen apasionadamente. *La Última Vez* es una lectura obligada para aquellos que disfrutan de una buena novela con un trasfondo filosófico y un agudo análisis de la realidad literaria actual.