Redescubriendo el Ecoparque de Buenos Aires: Un Viaje de Historia y Conservación

Redescubriendo el Ecoparque de Buenos Aires: Un Viaje de Historia y Conservación

Federico Iglesias, subsecretario a cargo del Ecoparque, explica que “la diferencia de lo que bien dijiste del zoológico, del viejo zoológico, con el ecoparque. Uno, en el ecoparque no necesariamente va a haber animales, porque si bien hay animales, hay animales libres en parques, por ejemplo, que se refugian en la vegetación, que simula una laguna pampeana”. Esta transformación implica un diseño paisajístico que favorece la vida silvestre local, creando un hábitat donde los animales escogen vivir en estado de libertad controlada. Entre las especies que se pueden ver están las maras patagónicas, chajás y diferentes variedades de patos.

El ecoparque también es un refugio para animales rescatados, algo que Iglesias destaca: “Rescatamos más de 3.500 animales desde 2016, es algo continuo”. Se lleva a cabo un esfuerzo diligente para rehabilitar animales que son víctimas del tráfico ilegal, o aquellos en peligro de extinción, como los cóndores, los cuales son atendidos en un hospital especializado y, si es posible, liberados posteriormente. En los casos en los que la reintegración a su hábitat es inviable, entran dentro de programas de conservación donde sus descendientes pueden retornar a la naturaleza.

Un ejemplo notable es la antigua cóndorera, una estructura icónica reconstruida, que alberga una pareja de cóndores que no pueden ser liberados pero han sido cruciales en el programa de liberación. Como relata Iglesias, “los cóndores que anualmente se liberan en la Sierra de Pailemán, Río Negro, gran parte de esos cóndores son hijos de esta pareja”.

Una de las nuevas y emocionantes adiciones es la Estación Oceánica, un espacio que invita a los visitantes a conocer más sobre el mar mediante un museo dedicado y una experiencia de simulador 4D única. Siguiendo el recorrido por el parque, los visitantes se encuentran inmersos en un ambiente que trae de vuelta sonidos y sensaciones olvidadas, en palabras de Iglesias: “¿Cuánto hace que no escuchas un grillo o no ves un bichito de luz en la ciudad de Buenos Aires?”.

Por si fuera poco, el parque ofrece una exploración interactiva del entorno urbano y sus recursos acuáticos, destacándose un sistema “de pantallas 360 que te va contando a lo largo de la historia cómo fue ese vínculo y cómo fue mutando”, abarcando desde historias de inmigrantes hasta desafíos modernos como el reciclaje y la contaminación por plásticos.

Los edificios históricos, esas estructuras majestuosas que dotaron al viejo zoológico de un aura particular, están siendo restaurados con un propósito distinto. Iglesias detalla que “son 42, y así como estos 42 edificios fueron declarados monumentos nacional, también son los viejos árboles, las vistas, los senderos, la glorieta”. Ahora convertidos en parte de la narrativa histórica del ecoparque, albergan museos, simuladores y espacios de exhibición educativa, enfatizando que “los edificios, que son espectaculares… van a formar parte del recorrido en distintas modalidades, principalmente en contenido educativo”.

Los visitantes pueden disfrutar del recinto de martes a domingo, entre las 11 de la mañana y las 6 de la tarde, aprovechando una jornada completa de aprendizaje y esparcimiento. “Pueden pasar el día, almorzar ahí y quedarse haciendo todas las actividades. Hay también postas educativas”, menciona Iglesias, promoviendo una interacción continua y significativa con el entorno.

El Ecoparque de Buenos Aires es más que un destino turístico; es un proyecto de conservación vivo que narra la historia de una evolución social hacia la consciencia ecológica. Presenta una oportunidad única para que las familias se sumerjan en un ambiente que fomenta el aprendizaje y el respeto por la biodiversidad. Este lugar ha sabido adaptarse a las demandas del siglo XXI, demostrando que, aunque los tiempos cambian, el compromiso con la naturaleza y su preservación sigue siendo más relevante que nunca. Iglesias lo resume así: “Todo está interrelacionado y que todo lo que hacemos como ciudadanos tiene un impacto importante en el ambiente y que parte de nuestro rol es cuidarlo”.