El movimiento comenzó con una idea sencilla de Roberto Sangella, quien reunió a un grupo reducido de colegas en La Boca para dibujar in situ en La Vuelta de Rocha, actividad que ya tenía ecos en ciudades de todo el mundo bajo la iniciativa de los urban sketches. Carlos Sáenz, arquitecto e integrante del equipo organizador, señala que desde aquel día, las salidas mensuales “no pararon nunca”. Esta disciplina no requiere ser arquitecto para participar; basta con tener la pasión por el dibujo y el deseo de plasmar en papel la energía vibrante de Buenos Aires.
Los Croquiseros Urbanos se adentran en un sitio previamente seleccionado, como es el caso de su próxima reunión en el Hipódromo de Palermo. Al respecto, Carlos comenta: “Nos juntamos en un determinado horario, en un plazo de tres horas, hay un punto de encuentro, y la gente con técnicas libres y sin ningún requisito”. En cada una de estas excursiones, los participantes tienen la libertad de elegir qué parte del paisaje dibujar, ya sea un edificio emblemático, una plaza o cualquier elemento que capture su curiosidad.
Las técnicas usadas varían ampliamente: lápiz, tinta, marcadores, óleo y acuarela, siendo estas dos últimas especialmente populares. Carlos añade con entusiasmo que incluso la tecnología ha hallado su espacio: “Hay compañeros y compañeras que dibujan con la tableta”. Al término de estas sesiones, se organiza una mini exposición en la que los artistas muestran sus trabajos y comparten sus experiencias, culminando la jornada con un tradicional café.
El blog y las redes sociales del grupo son escaparates digitales donde se pueden apreciar las obras y los lugares visitados, funcionando como un mapa artístico de Buenos Aires. Sobre el proceso de creación de mapas mentalizados, Carlos reflexiona: “Cuando ponen todo en el piso… este hizo este edificio, este hizo este otro que está al lado, este hizo esta plaza”. Es una invitación abierta a ver la ciudad con una nueva perspectiva, a través de los ojos de quienes la capturan en sus cuadernos.
Si bien existe un esfuerzo organizado dentro del grupo para seleccionar los lugares a visitar, Carlos precisa que estas decisiones son, en esencia, democráticas, nacidas de la propuesta libre de los participantes: “Hay un grupito que organiza o propone, pero cada uno puede decir, me encanta esta plaza o este lugar”. El objetivo es redescubrir la ciudad y compartir esa apreciación pública.
Dentro de este enfoque colectivo, no todo se centra en el dibujo por el dibujo mismo; hay también un fuerte componente de conciencia y respuesta social. “Hemos hecho una muestra que nos llamaron para… ‘basta de mutilar árboles'”, comenta Carlos, ilustrando cómo el arte puede servir como una voz para la conservación y la apreciación del entorno urbano.
Este compromiso con el arte público y la comunidad es evidente no solo en las calles de Buenos Aires, sino también en los horizontes internacionales que los croquiseros han explorado. La experiencia del arte en espacios tan diversos como La Plata, Rosario, Mendoza e incluso en otros países como Uruguay, Chile y Cuba, refuerza la universalidad de esta práctica.
A pesar de la creciente popularidad y demanda por parte de la comunidad, Carlos aclara que Croquiseros Urbanos no tiene fines comerciales: “Nosotros no vendemos absolutamente nada… no está contemplado de ninguna manera el vender”. Las pocas excepciones a esta regla vienen en forma de eventos especiales, como ventas benéficas realizadas en colaboración con proyectos sociales.
La próxima cita está a la vuelta de la esquina: se llevará a cabo el sábado 15 de octubre a las 14:30 horas en el Hipódromo de Palermo, en la esquina de Libertad y Borrego, un lugar donde tanto aficionados como curiosos podrán dejarse llevar por el arte.
La invitación está extendida para quienes quieran redescubrir Buenos Aires a través de un pincel, un lápiz o una tableta, en una jornada que promete ser tanto una experiencia personal como una celebración colectiva de la belleza urbana. “Muchas gracias por esta charla con nosotros, y felicitaciones por el laburo”, concluye Carlos, enfatizando un espíritu de gratitud y colaboración que define tanto al grupo como a sus actividades.
Para quienes aún no han tenido la oportunidad de admirar el trabajo de los Croquiseros Urbanos, el blog oficial del grupo ofrece una ventana a su mundo creativo. Allí se puede explorar una colección de ilustraciones que no solo cuentan la historia visual de una ciudad, sino también la de un grupo apasionado por su arte y su entorno. Una muestra del verdadero espíritu comunitario de Buenos Aires.