Eduardo Longoni es un nombre que resuena con fuerza en el mundo de la fotografía. Su trabajo ha capturado más que imágenes; ha captado momentos que han sellado la memoria colectiva de una nación. Esta semana, el cine Gaumont abrirá sus puertas al estreno de “Una Mirada Honesta”, un documental dirigido por Roberto Persano y Santiago Nassif, que se sumerge profundamente en los 40 años de carrera de Longoni.
El documental es más que un homenaje. Es un reconocimiento a una trayectoria marcada por la valentía y la capacidad de ver donde otros no pueden. “Me sorprende que se haga una película sobre un fotógrafo”, confiesa Eduardo Longoni, quien nunca imaginó que su vida detrás del lente despertaría tal interés cinematográfico.
Longoni es el autor de algunas de las fotografías más emblemáticas de Argentina. Entre estas destaca la imagen de Diego Maradona realizando el “gol de la mano de Dios” en el Mundial de 1986. “La foto donde Maradona hace con la mano el empate contra los ingleses,” señala Longoni, es una muestra de cómo una imagen puede capturar un instante histórico. Pero más allá del fútbol, su lente ha testimoniado momentos mucho más oscuros y complejos de la historia argentina, como la dictadura militar. La inquietante imagen de todos los militares mirando al fotógrafo es un recordatorio impactante de esa era.
Es en este contexto que Longoni refleja: “Nuestros maestros en Noticias Argentinas eran quienes nos enseñaban a ver en la oscuridad.” La fotografía era esa luz tenue que revelaba lo que estaba oculto bajo la represión y el miedo. Para Longoni, la cámara fue al principio “una especie de militancia política por otros medios,” una herramienta de resistencia y verdad.
Su relación con los directores del documental se inició a través de otra película que rodaban, sobre un tema que también tocaba los rincones más dolorosos de Argentina, como fue el caso de “Los Índalos”. Longoni comenta: “Me vinieron a entrevistar sobre mi foto de La Tablada, que sirvió como prueba en el juicio por dos desapariciones.” Así comenzó una colaboración que culminaría en la creación de “Una Mirada Honesta”.
El documental no solo se centra en la obra fotográfica de Longoni, también explora su faceta como artista visual. Desde la transformación de un Ford Falcon, vehículos tristemente célebres durante la dictadura por ser utilizados en secuestros, en un lienzo para su fotografía de los militares, hasta sus intervenciones con diapositivas superpuestas en cuadernos de infancia. Estas exploraciones artísticas muestran que Longoni no es solo un capturador de momentos históricos, sino un creador que desafía al tiempo y al medio.
La fotografía para Longoni ha sido siempre magia y aventura. “Era un acto de fe sacar fotos cuando mandábamos a revelar,” recuerda, evocando una época en la que la captura de imágenes estaba llena de incertidumbre y descubrimiento. Este sentimiento de asombro pervive incluso al hablar de un presente tecnológicamente avanzado, donde “las fotos no tienen materialidad,” un lamento sobre cómo la digitalización ha cambiado el modo de preservar la memoria visual.
Pero este fotoperiodista también es reconocido por su paciencia, una cualidad esencial para quien está acostumbrado a esperar el click perfecto. “Pasé ocho horas en una azotea bajo el sol para capturar el momento en La Tablada,” rememora Longoni sobre una de sus legendarias tomas, demostrando que más allá del riesgo, está la dedicación por registrar lo indispensable, aún a costa de su propia seguridad.
El reconocimiento que recibe a través de este documental es también un tributo a una generación de fotoperiodistas que lucharon con sus cámaras para destapar el rostro de la dictadura. Aunque, como él mismo afirma, hoy en día “la cercanía con los protagonistas ha cambiado,” marcando una diferencia entre la espontaneidad de ayer con la dinámica actual donde las figuras públicas controlan más su imagen.
Actualmente, Longoni continúa su viaje por la imagen, volcando sus esfuerzos en un nuevo proyecto que mezcla fotografía con narrativas escritas. Su obra actual busca redefinir el contexto y el sentido de las imágenes a través de textos, una avenida que explora lo que hay más allá de la lente.
“Una Mirada Honesta”, entonces, no es simplemente un recorrido por la extensa carrera de un fotógrafo; es un espejo que devuelve la mirada de un país, que ha transitado por alegrías, penas y profundas transformaciones, captadas siempre por el ojo atento de Eduardo Longoni. En cada imagen, en cada instantánea, se preserva no solo la memoria de un instante, sino la esencia de una sociedad en busca de su verdad.