La Batalla por los Espacios Verdes: La Lucha de María Angélica Dígea y “Basta de Mutilar Nuestros Árboles”

La Batalla por los Espacios Verdes: La Lucha de María Angélica Dígea y “Basta de Mutilar Nuestros Árboles”

María Angélica Dígea ha dedicado su vida a la conservación del arbolado público y los espacios verdes en la Ciudad de Buenos Aires. Como fundadora de “Basta de Mutilar Nuestros Árboles”, una de las organizaciones más comprometidas con esta causa, Dígea se ha vuelto una defensora inquebrantable contra las prácticas y proyectos gubernamentales que considera perjudiciales para el medioambiente urbano.

“Nos pasa todo el tiempo con los presidentes de juntas comunales, con juntistas, con gerentes operativos, que a las personas de Basta de Mutilar no nos escuchan, nos ningunean, nos humillan y demás”, comenta Dígea al referirse a la actitud que ha enfrentado por parte de algunas autoridades locales. Esta indiferencia, sin embargo, no ha mermado su determinación. Su compromiso con la causa es tal que ni siquiera los comentarios públicos despectivos han logrado desviar su enfoque del objetivo principal: proteger el legado natural de Buenos Aires.

Un tema candente en estos momentos es el proyecto del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, el cual propone un memorial en Parque Ameguino en honor a las víctimas del COVID-19. A primera vista, puede parecer un gesto noble y conmemorativo, pero, según María Angélica y otros activistas, este proyecto podría tener un impacto negativo significativo en este espacio verde tan preciado.

“El taller ya se dio, acaba de terminar”, mencionó Dígea, refiriéndose al esfuerzo de las organizaciones y ciudadanos por educar y movilizar a la comunidad sobre los potenciales peligros del proyecto. Este taller, organizado por la Comisión de Patrimonio del Consejo Consultivo de la Comuna 4, busca armar una base sólida de información para todos aquellos que deseen participar en la audiencia pública del primero de noviembre. “Lo que realmente nos está dando fuerza a quienes luchamos por una vida más digna y saludable en esta ciudad es las redes que hemos armado en estos años”, agrega María Angélica, expresando cómo el trabajo comunitario y en red ha sido crucial para enfrentar desafíos tan grandes.

El proyecto del Parque Ameguino no solo concierne a la construcción de un memorial; también implica una considerable alteración del paisaje al proponer la creación de un humedal de 35 metros de diámetro. Según Dígea, “se van a sacar varios camiones de tierra fértil, que la vamos a perder en ese parque, porque la tierra tiene vida”. Este proceso no solo podría llevar a la pérdida de valiosa tierra fértil, sino que también resulta en emisiones de dióxido de carbono debido al transporte de tierra, un costo ambiental que los defensores de la tierra consideran demasiado alto.

María Angélica también resaltó el costo financiero del proyecto, afirmando que costará “26 millones de pesos”, una suma que parece desproporcionada considerando las críticas ambientales y sociales. Por otro lado, el parque ya cuenta con el Monumento a las Víctimas de la Fiebre Amarilla, lo que hace que algunos residentes lo vean menos como un homenaje a la vida y más como un simbolismo mórbido, un “parque de la muerte”.

La disputa en torno al Parque Ameguino es solo uno de los muchos escenarios donde “Basta de Mutilar Nuestros Árboles” hace sentir su voz. Dígea y su equipo se han enfrentado a varios desafíos similares anteriormente, y su resistencia solo se ha fortalecido con el tiempo. “Las redes que hemos armado no oprimen sino que sostienen”, explica Angélica, subrayando la importancia de la cooperación y el apoyo mutuo en la lucha por conservar los espacios verdes.

La importancia de estas redes quedó patente en el entendimiento de Dígea con los consejos consultivos comunales. Estas conexiones permiten una mejor comunicación y cooperación entre las diversas partes interesadas, garantizando que los temas ambientales no sean ignorados o subestimados. Con la audiencia pública a la vuelta de la esquina, la comunidad espera hacer oír su voz contra un proyecto que, según ellos, atenta contra el alma verde de Buenos Aires.

En la conclusión de esta lucha ambiental se encuentra no solo la esperanza de la protección del valioso arbolado público y los espacios verdes, sino también el desafío de enfrentar proyectos gubernamentales de gran envergadura. Para María Angélica Dígea y sus compañeros de “Basta de Mutilar Nuestros Árboles”, la defensa del entorno natural no es solo una obligación: es un acto de amor hacia su ciudad y sus habitantes.

La historia del Parque Ameguino evidencia la continua batalla entre el desarrollo urbano y la conservación del entorno natural, un tema que resuena no solo en Buenos Aires, sino en ciudades de todo el mundo. Mientras que ciertos desarrollos parecen inevitables, activistas como Dígea nos recuerdan que hay maneras de crecer y cambiar sin sacrificar aquello que nos conecta con la naturaleza. En la defensa del arbolado público y los espacios verdes yace el esfuerzo por un futuro urbano que equilibre progreso y sostenibilidad, una visión que hoy, más que nunca, necesita defensores apasionados.