El Complejo Debate en Torno al Nuevo Memorial en el Parque Ameghino

El Complejo Debate en Torno al Nuevo Memorial en el Parque Ameghino

La construcción de un nuevo espacio de memoria en el Parque Ameghino de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ha desatado un intenso debate. El proyecto, impulsado por el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, busca rendir homenaje a las víctimas del COVID-19. Sin embargo, la ubicación elegida para este monumento es el epicentro de la polémica, ya que pretende erigirse sobre un espacio de memoria ya establecido, dedicado a las víctimas de epidemias pasadas, particularmente a aquellos valientes trabajadores que, en cumplimiento de su deber, perdieron la vida durante la fiebre amarilla en el siglo XIX.

Cristina Sotile, columnista especializada en cuestiones de derecho a la ciudad, ha señalado que “a veces uno puede pensar que es ignorancia, que es torpeza, pero la verdad que dejan poco margen a veces para eso”, refiriéndose al asombro que genera la elección del lugar para el nuevo monumento. El Parque Ameghino, ubicado entre la antigua cárcel de Caseros y el Hospital Muñiz, tiene una historia que se remonta a la crisis sanitaria del siglo XIX, cuando fue utilizado como cementerio para aquellos que sucumbieron a la fiebre amarilla y el cólera.

La importancia de este espacio radica no solo en su función actual como un pulmón verde en la ciudad, sino en su profundo significado histórico y emocional. “El cementerio colapsó después de enterradas aproximadamente 15.000 personas, incluidas fosas comunes, porque llegó un momento en donde no se podían hacer tumbas individuales”, rememora Sotile, poniendo en perspectiva la magnitud de las tragedias pasadas que tiñeron de luto aquellos años.

Uno de los puntos más controvertidos del proyecto actual es que se percibe como un intento de “suplantar una cosa por otra”. La intención de construir un nuevo memorial ha sido interpretada por algunos como un acto de borrado histórico, una sustitución que podría desdibujar el reconocimiento y el respeto hacia quienes enfrentaron las pestes del pasado. “¿Por qué se quiere modificar?”, se pregunta Sotile, reflejando un sentimiento compartido por muchos ciudadanos de la Comuna 4.

La consulta a los habitantes de la zona ha sido otra cuestión sensibilizante. “Las personas se quejan de no haber sido consultadas, porque ellos aman su parque”, enfatiza la columnista, subrayando el sentir de una comunidad que ve en el parque un símbolo de su historia y de la memoria colectiva. La construcción de un nuevo homenaje, sin un diálogo previo con los vecinos que conservan vivo el recuerdo de los caídos por la fiebre amarilla, ha generado un fuerte rechazo.

El nuevo monumento, diseñado con la colaboración de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FADU), busca conmemorar a las víctimas de la COVID-19. Sin embargo, no hay oposición hacia la memoria de las personas que fallecieron en esta pandemia. “No hay ninguna oposición en este sentido. El tema es cómo se hace y dónde se hace, sobre todo dónde se hace”, sostiene Sotile, poniendo en tela de juicio no la intención, sino la ejecución del proyecto.

El trasfondo social y político también añade capas de complejidad a esta situación. Sotile observa que “los enfermeros están categorizados como personal administrativo” en Buenos Aires, lo que resalta una aparente contradicción entre la (falta de) valorización actual de los trabajadores esenciales y el homenaje propuesto. Durante la pandemia del COVID-19, las carencias estructurales y de provisión de recursos necesarios por parte del gobierno se hicieron evidentes, dejando una deuda moral con aquellos que arriesgaron sus vidas en la línea de frente.

La construcción de este nuevo espacio de memoria parece, por lo tanto, abrir un debate no solo sobre la historia y el simbolismo, sino sobre la atención y el reconocimiento que se deben a quienes, en diferentes tiempos, han servido a la comunidad en sus momentos más oscuros. “¿No será que el tema de borrar el homenaje a las personas que estuvieron al lado de los que murieron en la enfermedad y terminaron muriendo, se está invisibilizando?”, reflexiona Sotile, quien llama a una introspección sobre cómo se valora el sacrificio y la memoria en la sociedad actual.

Este debate nos lleva a cuestionar si existen distintas jerarquías en el reconocimiento de aquellos que afrontaron el peligro para salvar vidas. “¿Hay muertos de dos jerarquías?” pregunta Sotile, una interpelación que subraya la importancia de un tratamiento equitativo en la memoria histórica.

En resumen, la propuesta de construir un nuevo monumento en el Parque Ameghino ha planteado una serie de interrogantes sobre cómo se debe recordar y honrar a quienes enfrentaron las crisis sanitarias en diferentes momentos de la historia. Las preguntas planteadas por Cristina Sotile invitan a la reflexión sobre la valoración de la memoria colectiva y la necesidad de abordarla con sensibilidad, respeto y justicia para todos los caídos, pasados y presentes. La consideración de este tema no solo tiene implicaciones para la comunidad local, sino que también establece un precedente sobre cómo la sociedad decide recordar su historia.