“Una mirada honesta” se estrena en Buenos Aires: El legado visual de Eduardo Longoni

“Una mirada honesta” se estrena en Buenos Aires: El legado visual de Eduardo Longoni
Un retrato sobre Eduardo Longoni

La película, en palabras de Longoni, es algo que todavía le sorprende. “Esperando el estreno, un poco ansioso y también desde luego un poco sorprendido que se haga una película sobre un fotógrafo”, dice. Sin embargo, el trabajo de Longoni habla por sí mismo: es el artífice de imágenes que han dejado una marca indeleble, como la famosa foto de “La Mano de Dios”, que inmortalizó el gol de Maradona a los ingleses en el Mundial de 1986. Diego Maradona mismo comentó sobre aquella foto, diciendo que lo “encanó”, refiriéndose a lo concluyente que fue la imagen para capturar ese instante histórico.

La vida profesional de Longoni es un hilo que se entrelaza con la historia reciente de Argentina. Habiendo comenzado su carrera en el umbral de la última dictadura militar del país, se ha destacado por confrontar con su lente la represión y la censura de aquellos tiempos oscuros. “Mis colegas y yo tratamos de mostrar lo que la dictadura no quería que se viera; teníamos ese lema de ‘lo que no se ve, no ocurre'”, expresa Longoni.

Las complejidades del fotoperiodismo

Para Longoni, la fotografía comenzó como “una especie de militancia política por otros medios”, pero se convirtió rápidamente en una pasión. “La cámara fue mi pasaporte para estar en los lugares que yo soñaba estar”, comenta. Desde su lente, Longoni ha capturado tanto los horrores de un régimen opresor como la poesía de la vida cotidiana y la vibrante cultura argentina.

El documental, además de centrarse en su obra, también destaca su evolución como artista visual. Longoni no solo se ha limitado al fotoperiodismo; ha incursionado en el mundo del arte visual, como lo demuestra su intervención en un emblemático Ford Falcon verde flotado con una siniestra imagen de militares mirando a la cámara. “El Falcon era esa terrible máquina de desaparecer”, explica Longoni, refiriéndose al vehículo como un símbolo de los años de desapariciones forzadas en el país.

De la imagen analógica a la era digital

Un tema relevante en el documental es la transformación de la fotografía con el advenimiento de lo digital. Longoni recuerda con nostalgia y admiración los días en que “revelar un rollo y transmitir una foto desde un lugar remoto era una hazaña”. Comenta cómo las nuevas generaciones difícilmente podrían imaginar un tiempo en que una fotografía no podía ser enviada instantáneamente al otro lado del mundo, como se hace hoy en día con un simple gesto de teléfono móvil.

Para Longoni, el soporte analógico de la fotografía poseía una mística particular, una magia que consistía en esperar semanas para ver el resultado final plasmado en un papel. Tal como dice, “sorprende cuando lo haces por primera vez y sorprende a los 40 años también”. Este sentimiento se ve reflejado en su inquietud por la transitoriedad de las imágenes digitales: “Hoy la mayoría de la gente hace fotos y no las imprime, las fotos no tienen materialidad y alguna vez eso… el disco rígido se plata y perdió todo lo que tenía”.

Retazos de un país

A medida que el documental avanza, nos encontramos con un collage de imágenes que reconstruyen la memoria colectiva argentina. Imágenes de Mar del Plata proyectadas sobre cuadernos escolares y fotografías que han servido como evidencia en juicios de derechos humanos, como la famosa foto de “La Tablada”: un testamento de valentía y paciencia, capturada después de horas de espera en una azotea bajo el calor abrasador. “Estuve 8 horas tirado cuerpo a tierra, en medio de tiros”, relata Longoni sobre aquella jornada de enero de 1989, confirmando que la paciencia es una virtud esencial para un fotógrafo.

Longoni también recuerda las puertas que la fotografía le ha abierto en su vida. Una de las anécdotas más entrañables es su estancia en el apartamento de Mercedes Sosa, una noche mágica compartida con Charlie García y Fito Páez, un encuentro que ilustra ese acceso casi íntimo que los fotoperiodistas solían tener con las figuras públicas. En palabras de Longoni, “si no disfrutás, y si no sentís lo que está pasando a tu alrededor, rara vez le podés poner alma a la foto.”

El legado de un fotógrafo

Mirando hacia el futuro, Eduardo Longoni sigue comprometido con su arte. Continúa explorando nuevas formas de expresión visual y escribiendo, combinando texto e imagen en su más reciente libro, “Duerme Vela”. Con su nuevo interés por capturar la estética del movimiento peronista, Longoni sigue aplicando la misma dedicación y ética que han caracterizado su carrera.

“Una Mirada Honesta” no solo es un tributo a la trayectoria de Longoni sino también una invitación a reflexionar sobre el poder de la imagen y su capacidad para dar testimonio de la humanidad en sus momentos más sombríos y esplendorosos. En última instancia, la obra visual de Eduardo Longoni desafía al espectador a ver más allá de la superficie, a encontrar la historia oculta tras cada fotografía, y a reconocer el trabajo de los muchos fotógrafos que han perseguido la verdad con valentía, paciencia y una mirada inquebrantable.