En un evento que ya es una tradición para los amantes de la literatura en Buenos Aires, la Feria del Libro Antiguo regresa para su 15ª edición. Organizada por la Asociación de Libreros Anticuarios de Argentina (ALADA), esta cita anual se llevará a cabo del 16 al 20 de noviembre en el emblemático Palacio de la Prensa, en la Casa de la Cultura, ubicada en Rivadavia 564. Con entrada gratuita, promete ser un deleite tanto para expertos en la materia como para el público curioso en general.
Una feria para la historia y la cultura
Este año, la feria celebra un hito especial al conmemorar los 150 años de la edición del Martín Fierro, el ícono literario argentino. Según Juan Olcese, uno de los organizadores y responsable de la librería El Juguete Ilustrado, “hay algo muy importante en esta Feria que en ocasión de que se cumplen 150 años de la edición del Martín Fierro va a haber un stand con material de todas las librerías que conforman la asociación sobre el Martín Fierro. Entonces, este es, de alguna manera, el eje central de esta Feria en particular”.
El evento no se limita solo a los libros: abarca una amplia gama de objetos, desde grabados, mapas y fotografías antiguas hasta afiches de películas. “Quienes nos visiten van a encontrar distintos tipos de material que tienen como característica común, de alguna manera, su excepcionalidad”, comenta Olcese. Esto convierte a la feria en un lugar donde cada asistente puede encontrar su propio tesoro entre las exhibiciones.
Una celebración del amor por el libro
La feria se abrirá con una mesa redonda que discutirá “la comercialización del libro en el tiempo”, una oportunidad para explorar la historia rica y variada de las librerías en Argentina y el rol del librero. “Es un evento muy importante, no sólo porque cuenta la historia de las librerías en Argentina, sino porque habla un poco de cómo es el rol del librero en la secularización del libro”, explica Olcese. Este tipo de debates es crucial, especialmente cuando se trata de manejar “objetos de gran valor patrimonial, histórico”.
La diferencia entre los libreros tradicionales y los libreros anticuarios radica en su relación y conocimiento del material que manejan. Ser librero anticuario, según Olcese, requiere “ser en parte coleccionista y amateur”, y muchos han llegado al oficio “desde el amor al libro”. Este aprecio profundo por los libros se refleja en los conocimientos únicos que pueden ofrecer a los visitantes, interactuando con ellos no simplemente como vendedores, sino como guardianes de la historia y la cultura.
Un espacio accesible para todos
Contrario a lo que muchos podrían pensar, la feria no es un espacio exclusivo o elitista. “Es todo lo contrario”, afirma Olcese. “Hay la posibilidad de conseguir valores muy razonables”, y encontrar, por ejemplo, una primera edición de célebres autores argentinos. Así, la feria se presenta como una oportunidad no solo de admirar, sino también de adquirir piezas únicas e iniciar o expandir una colección personal.
Para aquellos interesados en la estética, la feria también ofrece “obras de arte, grabados muy antiguos”, permitiendo a los asistentes disfrutar de un estimulante despliegue visual comparable a una visita a un museo.
La diversidad como encanto principal
Con 19 librerías participantes, cada una ofreciendo un perfil particular basado en sus especialidades y los gustos de sus libreros, la feria se describe como un universo lleno de posibilidades. Olcese menciona que el “encanto está justamente en esa diversidad”, que permite a cada visitante encontrar algo que le atraiga en especial, desde libros de arte hasta primeras ediciones de periodos específicos.
No cabe duda de que esta edición de la Feria del Libro Antiguo será, una vez más, un punto de encuentro vibrante para coleccionistas y amantes de la literatura de todas partes. La oportunidad de ver una edición antigua del Martín Fierro o mapas históricos de la ciudad es solo una parte del atractivo de esta feria, un verdadero festín para cualquiera que aprecie la historia, la cultura y la belleza de la palabra impresa.
La Feria del Libro Antiguo de Buenos Aires no es simplemente una exhibición de libros; es “una fiesta”, declara Olcese, resaltando el clima de alegre intercambio entre libreros, coleccionistas y público en general. Así que, para aquellos que busquen una experiencia que combine cultura, historia y comunidad, el Palacio de la Prensa abre sus puertas, prometiendo un evento que no querrán perderse.