El Museo del Libro y de la Lengua enciende la llama de la poesía argentina con “Arder”

El Museo del Libro y de la Lengua enciende la llama de la poesía argentina con “Arder”

Desde el 1 de febrero hasta el 30 de junio, el Museo del Libro y de la Lengua, situado en Avenida Las Heras 2555, abre sus puertas a “Arder, en lo que ya ardiendo ardía, territorios de la poesía argentina”. Esta instalación sin precedentes ofrece a sus visitantes un recorrido por los vastos territorios de la poesía argentina, cruzando épocas, regiones y entonaciones. Como explica uno de sus curadores, Juan Fernando García, el proyecto es inédito porque “tiene una idea museográfica, que solo sea para leer”.

El propósito de la muestra es permitir que los visitantes se adentren en los pasillos del Museo y se encuentren con textos dispersos por el primer piso, algunos colgados, otros manuscritos en el suelo o en los vidrios. Se trata de una propuesta evolutiva, un “work in progress” que crecerá hasta junio, con “poemas en distintos formatos” que se irán añadiendo mes a mes.

La exposición permite a los asistentes experimentar la poesía de una manera poco convencional, entregándose a la lectura, ya sea individualmente o en voz alta, e incluso permitiendo a visitantes de todas las edades conectar con el arte literario. García reflexiona que la poesía “está en todos lados, está en nuestro teléfono, está en folletos”, ilustrando cómo esta forma de arte se enreda en nuestra vida diaria.

Con el paso de los años, Juan Fernando García y su colega Andy Nachón han cultivado un interés en descubrir y destacar la poesía más allá de Buenos Aires. García menciona que, gracias a las redes, “podemos acercarnos a algo que antes solo llegaba por los libros que podían llegar a Buenos Aires, o si uno viajaba”. Este proyecto da vida a un mapa literario de Argentina, que va más allá de los límites de la capital.

María Moreno, responsable de invitar a García y Nachón a curar esta muestra el año pasado, planteó la idea de “una antología viva, móvil, en crecimiento”. Esta oportunidad, según el poeta, era como “el sueño del pibe y de la piba”, permitiéndoles realizar un proyecto que resonara con sus intereses y su visión de una poesía que es “lo que arde, pero también es como el fuego que pasó y el que pasará”.

Este enfoque curatorial busca capturar un abanico amplio de voces y estilos poéticos, ordenándolos no solo según un mapa geográfico sino también temático, con enfoques en artes poéticas, paisaje y poesía política, esbozando áreas donde diferentes poéticas pueden dialogar entre sí. Juan Fernando García resalta la importancia de tener poemas de autores icónicos como “Alfonsina Storni, Francisco Madariaga, Edgar Bayley, Mirtha Rosenberg, entre otros”, en este creciente compendio de bellezas literarias.

Además del cuerpo central de la muestra, “Arder” se complementa con eventos organizados en colaboración con editoriales, proporcionando plataformas para que estas presenten sus catálogos y ofrezcan libros en venta. El museo se transforma en un espacio vivo donde, cada mes, se organizan actividades que coinciden con importantes fechas del calendario cultural argentino, como el Día Internacional de la Mujer y la conmemoración del 24 de marzo.

Esta instalación no solo invita a visitar el pasado de la poesía argentina, también está construida para incorporar nuevas voces y obras. García aclara que “lo que está ahí son muchos de los poemas que amamos, que damos clase con esos poemas, que nos vuelven a la cabeza cada vez que pensamos en algunos poetas”, aunque siempre existe espacio para más. “Alguien podría decir, ‘ah, pero no está fulano’, bueno, pero por ahí está el mes que viene”.

El afán por descubrir y redescubrir voces poéticas también brinda a los curadores la oportunidad de encontrarse con escritores emergentes. A través de invitaciones y la realización de eventos, poetas de diferentes partes del país tienen la ocasión de dejar su huella en la exposición, incluyendo a figuras juveniles como Misa del Castillo de Santa Fe de Tostado, y consolidadas como Beatriz Viñoli de Rosario.

La principal preocupación de los creadores de la muestra es fortalecer esa experiencia viva de la poesía, en un espacio que permite tanto la exploración individual como el intercambio colectivo. “Para nosotros, como poetas, es un momento único, que nos entusiasma, nos da mucha alegría, y me parece que es eso, que da cuenta de algo que está muy vivo y que tiene canales muy diversos”, afirma García.

Esta excepcional muestra está disponible para el público de martes a domingo, entre las 14 y las 19 horas. Quien desee adentrarse en los infinitos territorios de la poesía argentina podrá hacerlo hasta el 30 de junio. No es simplemente una exhibición, sino un encuentro con la poesía en su forma más esencial y transformadora, encendida y encendiendo las almas de quienes cruzan sus puertas.

Como bien concluye Juan Fernando García, la inauguración reciente tuvo una convocatoria excepcional, “con la alegría de lo que pasó el día en que nos acompañaron 150 personas”. Invitando a todos a explorar esta conjugación de versos, el museo se erige como un faro de inspiración poética en medio de la ciudad. Un verdadero festín literario que cada mes crecerá y se nutrirá de nuevas voces bajo su techo.