Las luces se encienden y las puertas del Centro Cultural Recoleta abren un universo donde el arte desafía los límites convencionales del teatro. “Teatro Bombón Gessel” irrumpe con una propuesta audaz, sumergiendo al público en un mundo donde observadores y actores coexisten gracias a una estructura inspirada en la Cámara Gessel. Este dispositivo, comúnmente utilizado en contextos de entrevistas y observación en investigaciones sensibles, se convierte aquí en el catalizador de una experiencia teatral única.
La Evolución de un Proyecto Pandémico
Este revolucionario ciclo, que forma parte del reconocido FIBA, es el resultado del trabajo de varios años, iniciado durante la pandemia de 2021 como una residencia virtual. “Comenzó con una residencia de dramaturgia que hicimos por Zoom, en esa residencia, durante un mes nos reunimos jueves y sábados, cuatro horas cada día para encuentros con especialistas”, explica Sol Salinas, una de las curadoras de Teatro Bombón Gessel. A través de estas reuniones, artistas de Argentina y otros rincones del mundo exploraron temas críticos con pensadores de derechos humanos, ciencias sociales y más, lo que llevó a la creación de doce piezas teatrales, de las cuales diez se presentan en Buenos Aires.
Un Escenario Único: La Cámara Gessel
La esencia del ciclo se manifiesta en su espacio escénico, descrito por Salinas como “un acrílico de 2×3, espejado de un lado, donde el elenco está microfoniado y el público recibe el sonido por auriculares”. Esta configuración proporciona una experiencia sensorial inédita, cada espectador se transforma en un observador imparcial, una figura silenciosa que vigila sin ser vista.
Aunque podría pensarse que la estructura podría limitar la expresión artística, lo cierto es que “obliga al desafío creativo”. Las obras montadas dentro de este dispositivo ofrecen una variabilidad sorprendente, pese a su unidad temática. “Una propuesta de comedia, postporno, teatro de objetos”, enumera Salinas, mostrando la diversidad de enfoques que han adoptado los artistas involucrados.
Desde Chile hasta Brasil: Una Mezcla Cultural
La internacionalidad de la propuesta es indiscutible. Con autores y directores de países como Brasil, Chile, España, México, Perú, Portugal, y Uruguay, el espectáculo se enriquece con una mezcla única de voces y miradas. Por ejemplo, la comedia negra traída por Bosco Callo desde Chile o una experimental obra de la brasileña Janaína Leite que explora el deseo y la mirada en un contexto postporno.
Cada pieza, aunque comparte el espacio y el tema, se desvía en su enfoque emocional, creando lo que Salinas describe como “un universo totalmente diferente para las 10 piezas”. Además, el juego teatral que surge del aislamiento acústico es de especial interés. Daniel Casablanca, uno de los actores, menciona que “las personas, al estar cada uno con su auricular, no se contagian la risa y se ríen todas en distintos momentos”. Esto genera una experiencia teatral dispersa e individualizada para cada miembro del público.
Retos y Reflexiones en el Tejido Teatral
Uno de los elementos más intrigantes es el desafío que representa para los actores y actrices actuar con la barrera física y emocional de la cámara. “Es un desafío para las actrices y los actores esta mediatización que sigue con el origen del proyecto”, comenta Salinas. Puede parecer que esta mediatización restaría autenticidad a la conexión entre escena y auditorio, pero en realidad, agrega capas de reflexión y observación.
El teatro carga con el poder de fomentar la introspección, y al abordar temas como la violencia de género y otros problemas sociales graves, “Teatro Bombón Gessel” no solo presenta una serie de narrativas, sino que invita a la conversación más amplia sobre estos tópicos. Esto es resonante cuando se menciona que han trabajado “con una ONG que queremos mucho y quedamos ya hermanadas, Adultos por los Derechos de la Infancia”, asegurando que las obras no solo son artísticamente ricas, sino también éticamente responsables y fundamentadas.
El Contexto Cultural y Más Allá
La oferta no se limita a la puesta en escena; el ciclo es un entramado cultural y académico. Paralelamente a las representaciones, el público tiene acceso a charlas con artistas internacionales y expertos de diversas disciplinas, manteniendo el espíritu educativo de la residencia original. Estas charlas son momentos de reflexión abierta, abordando desde “Justicia Poética” hasta los complejos análisis sociales de un “violentólogo”.
Los visitantes del Centro Cultural Recoleta, además, pueden disfrutar de oferta gastronómica y socializar en el entorno fértil del festival. Como recalca Salinas, “La experiencia desde el punto de vista de los actores y las actrices es diferente”, un reflejo de cómo cada pieza, aunque sea vista tras el vidrio unidireccional, interconecta a intérprete y público en una danza de narrativas y emociones.
Inmersión Teatro-Espectador en el Centro Cultural Recoleta
Al sumergirse en “Teatro Bombón Gessel”, el público entra en un espacio donde el teatro, a pesar de las barreras físicas, consigue derrumbar ciertas barreras invisibles, acercándolos a las realidades más complejas del ser humano. Sol Salinas y todo el equipo detrás de esta innovadora propuesta han logrado no solo unirse a un festival globalmente reconocido, sino expandir los límites mismos de lo que el teatro puede ofrecer.
Así, mientras Buenos Aires se convierte, del 28 de febrero al 5 de marzo, en el crisol de culturas y expresiones artísticas, el Centro Cultural Recoleta actúa como puente hacia un futuro donde el arte, mediante la introspección valiente y verdadera, puede no solo reflejar la realidad sino modelarla hacia un horizonte más consciente y compasivo. Lector, si buscas experimentar una propuesta que desafía tanto al intérprete como al espectador, adéntrate en este ciclo donde cada obra corta es parte de un todo interconectado: bienvenido a “Teatro Bombón Gessel”.
