En la última semana, el barrio de Flores, en la Ciudad de Buenos Aires, ha sido testigo de un drama en el ámbito educativo que ha dejado a familias y docentes en una situación desesperante. La Escuela Provincia del Chaco, conocida también como Escuela Nº 12, así como el Jardín de Infantes “El Ángel Gris” que comparte edificio, han cumplido una semana sin servicio de energía eléctrica. Lo que comenzó el jueves 9 con cortes intermitentes, rápidamente se convirtió en una situación insostenible.
“El jueves 9, en el turno de mañana, empezó a haber cortes de luz y ya en la tarde directamente se cortó y no volvió”, explicó María Laura, madre de una de las alumnas afectadas. El problema no sólo radica en la falta de electricidad, sino que su ausencia impide el funcionamiento de las bombas de agua trifásicas del establecimiento, lo que ha dejado a los niños y personal sin acceso a agua corriente. A pesar de los intentos de llevar agua desde Defensa Civil, la solución técnica no permite que la instalación hidráulica funcione con normalidad.
El Gobierno de la Ciudad está actualmente interviniendo para instalar una bomba monofásica que permita al menos restablecer el suministro de agua, aunque algunas aulas y la dirección del colegio seguirán sin luz. Sin embargo, esta solución, calificada por los padres como un “parche”, llega después de que las familias decidieran visibilizar el problema que enfrentaron día a día sin respuestas satisfactorias.
La situación no es exclusiva de la Escuela Nº 12. “En el barrio hay otras escuelas que están en la misma situación. La Escuela Alem y el colegio secundario Cortázar también sufren problemas similares desde el mismo momento”, señaló María Laura. A pesar de los intentos del gobierno de instalar una solución temporal en el colegio Cortázar, los resultados no fueron los esperados, ya que el suministro de energía duró sólo unos minutos antes de volver a interrumpirse. Esto deja entrever una serie de factores que agravan la ya de por sí crítica situación: “Estamos en una situación en la que hace 10 días hay chicos que no están yendo a la escuela, y las familias tienen la vida desorganizada totalmente”, comentó María Laura.
Desde distintos sectores se critica la falta de previsión por parte del Ministerio de Educación. “No puede ser que una escuela no tuviera de antes una bomba monofásica de repuesto para cuando hay caída en una o dos fases,” opinan voces expertas, subrayando la necesidad de un plan de contingencia. Ada tales medidas, las escuelas deben enfrentar la contingencia con recursos insuficientes, un punto especialmente preocupante dado el impacto directo en la educación de los niños.
La comunidad educativa y los padres se encuentran en un estado de desesperación, intentado por todos los medios organizarse entre ellos para paliar una situación que consideran intolerable. “Todos los días viendo cómo nos arreglamos con los chicos, viendo si entre las familias nos ayudamos uno a otro… Todos sabemos que el colegio es parte central de cada familia”, relata una madre.
La falta de energía eléctrica no sólo significa la interrupción de clases presenciales, sino también pone en evidencia la urgencia de contar con un plan de contingencia efectivo para evitar que las escuelas se paralicen ante situaciones como estas. En un contexto en el que los cortes de luz son una amenaza permanente, contar con generadores o fuentes de energía alternas debería ser una prioridad para el bienestar continuo de los estudiantes.
Mientras tanto, la incertidumbre reina en las escuelas afectadas. Con la mirada puesta ya en la próxima semana escolar, la comunidad escolar de Flores aguarda una respuesta definitiva que permita restablecer la normalidad en las aulas, para que los niños puedan regresar a su rutina diaria y las familias recuperen algo de la estabilidad perdida.
La historia de estas escuelas es un grito de atención para una ciudad donde la infraestructura educativa sigue buscando estar a la altura de los desafíos contemporáneos. En una localidad donde las altas temperaturas y los apagones son más que una constante en los meses de verano, la necesidad de equipar a los edificios escolares con recursos adecuados es más urgente que nunca.