En la ciudad más rica del país, un conglomerado de organizaciones sociales extiende sus reclamos por mejores condiciones laborales, de salud y educación. La primera jornada de protestas deja en claro que la lucha por “tierra, techo y trabajo” está lejos de concluir.
El pasado viernes 28 de julio, distintas organizaciones sociales y populares de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires dieron inicio a una serie de movilizaciones que tienen como objetivo exigir mejoras sustanciales en términos de condiciones laborales, salud, educación y otros derechos básicos. Bajo un imponente clima de lucha y unidad, los manifestantes se congregaron en el obelisco porteño y marcharon hacia la legislatura, donde dejaron en claro sus demandas: una paritaria urgente y un bono de emergencia no solo para trabajadores públicos, sino también para quienes están en el sector privado y reciben planes sociales.
La concentración en el centro de la ciudad más rica del país, como muchos de los presentes no dejaban de remarcar, sirvió como punto de encuentro para organizaciones como Barrios de Pie, MTL, CTA Autónoma, el FOL, el FOB y Liberación Popular, entre muchas otras. Estas agrupaciones enfatizaron “la plata no alcanza para nada”, un sentimiento compartido por muchos en la Ciudad de Buenos Aires y en el país en general. La jornada también tuvo un importante componente discursivo en la plazoleta junto a la legislatura, donde varias figuras tomaron la palabra para detallar sus reclamos y objetivos.
Entre las voces destacadas, Luciano Stilacci, referente de la paritaria social y popular dentro de la UTEP, subió al escenario y resumió en poco más de un minuto la esencia de las demandas sociales. “En la ciudad más rica de nuestro país, teniendo que salir a pedir asistencia a este gobierno de sinvergüenza, que se vende como la solución a nivel nacional,” expresó Stilacci con contundencia, subrayando las deficiencias en salud, educación, trabajo y alimentación que se sienten en los barrios más humildes de la ciudad. No escatimó en señalar que “este gobierno claramente sabe a quienes van a dejar afuera”. Sus palabras resonaron como una condensación potente de las consignas que luego otros oradores se encargaron de ampliar.
Los problemas en el sector de salud, la educación y las condiciones laborales no son nuevos y, según los manifestantes, el gobierno ha hecho poco por resolverlos. “Este referente Luciano Stilacci fue el que mejor lo condensó,” valoraron los presentes, ya que en su breve intervención tocó todos los puntos críticos: desde la falta de respuesta gubernamental hasta las problemáticas específicas en infraestructuras educativas y acceso a servicios básicos.
Siguiendo la cronología de los eventos, se prepara para este jueves 3 de agosto una segunda manifestación con foco en el Ministerio de Educación, dirigido por Soledad Acuña. La educación, otro pilar de las demandas, muestra su cruda cara con la falta de vacantes, pésimas infraestructuras y plagas en los colegios públicos porteños. “Otro de los puntos de exigencia tiene que ver con la educación, con la educación popular,” enfatizó Stilacci, apuntando a que estas deficiencias no son incidentales sino estructurales y requieren una respuesta seria y urgente.
El reclamo por “paritaria para los sectores de salud” y mejoras en los bachilleratos y la educación en general no son ajenos a un contexto de larga data de desprecio y dejadez gubernamental, según los distintos referentes. Este panorama se da en una ciudad que es frecuentemente exaltada por su riqueza y desarrollo, pero que tiene áreas donde las necesidades básicas están completamente desatendidas.
La seguidilla de protestas no se detendrá con las movilizaciones previstas para esta semana. Las organizaciones sociales han dejado claro que no cejarán en su empeño por lograr “tierra, techo y trabajo para todos y todas,” y que su presencia en las calles será constante. “Este marco de humildad tiene que seguir en la calle,” dijo Stilacci, dando un aire de firmeza y continuidad al movimiento.
Finalmente, las voces de la marcha convergen en un grito unísono: “seguimos en la lucha.” Con esta frase se cerraron muchas de las intervenciones aquel viernes, y se espera que resuene con la misma fuerza en las movilizaciones futuras. La lucha en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es un espejo de muchas otras a lo largo del país: una batalla por condiciones dignas de vida en un contexto social y económico que, según los manifestantes, exige respuestas inmediatas y cambios profundos.