La ciudad de Buenos Aires se enfrenta a un nuevo desafío ambiental tras un fallo judicial que pone en jaque a la gestión porteña. La justicia ha ordenado a la legislatura sancionar de manera urgente un código ambiental, un hecho que representa una victoria significativa para las organizaciones ciudadanas. Un Llamado a la Acción Ambiental Hace cinco años, diversos grupos de vecinos y la organización “La Ciudad Somos Quienes La Habitamos” presentaron una acción colectiva de amparo. Encabezada por activistas como María Eva Koutsoubitis, esta acción buscaba obligar a las autoridades a cumplir con una obligación constitucional de larga data: la creación de un código ambiental en Buenos Aires. Una Larga Espera Esta historia de omisión legislativa se remonta a 1996, cuando la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ya estipulaba la necesidad de un código ambiental. Más de una década después, en 2009, el Plan Urbano Ambiental reiteró esta necesidad, pero nada cambió. En 2018, la aprobación del nuevo Código Urbanístico y el Código de Edificación volvió a ignorar este mandato constitucional, agravando la emergencia ambiental en la ciudad. ¿Qué es un Código Ambiental? Un código ambiental se encarga de regular la normativa relacionada con el medio…
La ciudad de Buenos Aires se enfrenta a un nuevo desafío ambiental tras un fallo judicial que pone en jaque a la gestión porteña. La justicia ha ordenado a la legislatura sancionar de manera urgente un código ambiental, un hecho que representa una victoria significativa para las organizaciones ciudadanas.
Un Llamado a la Acción Ambiental
Hace cinco años, diversos grupos de vecinos y la organización “La Ciudad Somos Quienes La Habitamos” presentaron una acción colectiva de amparo. Encabezada por activistas como María Eva Koutsoubitis, esta acción buscaba obligar a las autoridades a cumplir con una obligación constitucional de larga data: la creación de un código ambiental en Buenos Aires.
Una Larga Espera
Esta historia de omisión legislativa se remonta a 1996, cuando la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ya estipulaba la necesidad de un código ambiental. Más de una década después, en 2009, el Plan Urbano Ambiental reiteró esta necesidad, pero nada cambió. En 2018, la aprobación del nuevo Código Urbanístico y el Código de Edificación volvió a ignorar este mandato constitucional, agravando la emergencia ambiental en la ciudad.
¿Qué es un Código Ambiental?
Un código ambiental se encarga de regular la normativa relacionada con el medio ambiente en una jurisdicción. Entre sus competencias se encuentran la gestión de espacios verdes públicos, el manejo del arbolado, la regulación de la contaminación sonora y la remediación de cuerpos de agua como el Río de la Plata. La inexistencia de dicho código ha llevado a la ciudad a una crisis ambiental cada vez más profunda, exacerbada por fenómenos como el calentamiento acelerado y la sobreconstrucción.
Impacto del Calentamiento Global
Durante los últimos 25 años, la temperatura máxima anual de la ciudad ha aumentado casi un grado. Este calentamiento ha sido evidente en los últimos días de invierno, que han presentado temperaturas más propias de primavera o verano. Eva Koutsoubitis explicó que esta situación se debe al deterioro y privatización de los espacios verdes, así como al desarrollo inmobiliario descontrolado, factores que han contribuido al calentamiento urbano.
El Problema de la Privatización
Se estima que en los últimos 16 años de gestión macristalarretista, la ciudad ha perdido el equivalente a 75 Plazas de Mayo en términos de superficies verdes públicas. No solo se han privatizado grandes espacios, sino que también se han desarrollado proyectos inmobiliarios en la costanera que actúan como murallas, bloqueando la entrada de vientos frescos desde el río.
Control Ciudadano y Participación
El reciente fallo judicial no solo reconoce el incumplimiento constitucional de la falta de un código ambiental, sino que también destaca la violación del derecho a la participación ciudadana. La implementación de este código ofrecerá a los ciudadanos una plataforma para participar en la discusión y elaboración de leyes ambientales, una oportunidad que hasta ahora les había sido negada.
Un Desafío Inmediato
Adoptar este código no será tarea fácil. Se requerirá de un esfuerzo colectivo y de instancias de participación ciudadana para asegurar que las medidas propuestas sean adecuadas y efectivas. Recuperar y preservar espacios como la costanera será fundamental en este esfuerzo, no solo para mitigar la emergencia climática actual, sino también para prepararse frente a futuros desafíos, como el posible aumento del nivel del mar.
Un Camino por Recorrer
Organizaciones como “La Ciudad Somos Quienes La Habitamos” y otras afines continuarán luchando por un código ambiental que promueva un desarrollo sostenible y equitativo. La esperanza es que la justicia ambiental no solo sea una victoria temporal, sino el inicio de un cambio duradero.
La Política en Juego
El impacto de este fallo también repercute en el ámbito político, especialmente en un año electoral. Eva Koutsoubitis, ahora candidata a legisladora, señala la importancia de un nuevo acuerdo urbano para Buenos Aires. Este acuerdo propondría, entre otras cosas, la recuperación del borde costero y la transformación de la costanera en un parque verde y público, siguiendo los mandatos constitucionales y ambientales.
Conclusión
El fallo judicial que obliga a Buenos Aires a aprobar un código ambiental representa una victoria histórica para los activistas y ciudadanos comprometidos con el medio ambiente. Sin embargo, también pone de manifiesto las falencias de la actual gestión y la necesidad de un cambio estructural en las políticas urbanas. Este es un primer paso crucial hacia una ciudad más verde y sostenible, pero el camino por recorrer aún es largo y arduo. La participación activa de la ciudadanía, la transparencia gubernamental y un compromiso genuino con el medio ambiente serán clave para asegurar un futuro más saludable para todos los porteños.
Eva Koutsoubitis, en su papel tanto de activista como de candidata política, aporta una voz crucial en este diálogo, recordándonos que la ciudad es, en última instancia, de quienes la habitan y que su bienestar depende de nuestra capacidad para protegerla y preservarla.