Defensa Urbana: Lucha por los Árboles en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA

Defensa Urbana: Lucha por los Árboles en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA

En una esquina transitada y carente de espacios verdes en el corazón de Buenos Aires, un grupo de vecinos se ha unido en una batalla medioambiental para proteger tres árboles históricos. La situación ha llegado a un punto crítico, cruzando caminos legales, activismo comunitario y trámites burocráticos.



Una mañana de domingo en noviembre de 2022 se convirtió en el inicio de una movilización vecinal cuando el estruendo de una motosierra sacudió la tranquilidad de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA). “Escuché un ruido súper fuerte… y era una motosierra”, recuerda uno de los vecinos que integra el grupo SOS Árboles Viamonte, describiendo cómo se despertaron abruptamente para descubrir que se estaba talando una de las ramas de un árbol enorme.

Los tres árboles en cuestión —dos guameros y un magnolio— no solo adornan la propiedad de la UBA, sino que también proveen una valiosa sombra en una zona densamente urbanizada y con poco espacio verde. “Otorgan mucha sombra a una calle, a una intersección de dos calles supertransitadas… una zona de mucha, mucha circulación de lunes a viernes”, enfatiza uno de los activistas. Estos árboles, radicados en la intersección de Viamonte y Uriburu, en la Comuna 3 del Barrio Balvanera, se destacan aún más debido a la falta de plazas y espacios verdes en el área. “La Plaza Josei es la más cercana, pero está en la Comuna 2”, añade, subrayando la escasez de áreas verdes disponibles para los residentes locales.

La controversia comenzó cuando la UBA decidió transformar el estacionamiento trasero de la Facultad de Ciencias Económicas en un aulario. “Hay un cartel que anuncia una obra… construcción de aulario… pero no tiene la oblea de obra y hay que destacarlo”, aclara el entrevistado. La tala comenzó sin aviso claro, generando confusión y alarma entre los vecinos. Aunque los trabajadores afirmaban tener permiso para cortar las ramas, la realidad resultó ser otra: “Lo que había era un permiso para el corte… cuidar el tránsito, pero no era un permiso de tala”.

La situación se convirtió rápidamente en un llamado a la acción. La falta de comunicación transparente y de permisos oficiales impulsó a los vecinos a organizarse, formando SOS Árboles Viamonte. “Creo que ninguno de los que estábamos ahí… éramos… activistas ambientales”, dice el vocero del grupo. Esta autodeterminación tomó más fuerza cuando decidieron explorar vías legales para detener la tala. “Aprendimos que el amparo colectivo ambiental no tenía un costo, que podíamos avanzar con eso”.

La batalla legal avanzó cuando una jueza dictó una medida precautelar, inicialmente deteniendo la tala. Sin embargo, el conflicto jurisdiccional entre la Ciudad de Buenos Aires y la Nación, dado que la UBA pertenece a la nación, complicó las cosas. El caso pasó a un juez federal quien, tras escuchar los argumentos del fiscal, dictaminó finalmente a favor de la UBA y la Ciudad, dando luz verde para continuar con la obra. “El juez Maxim Kornik… apoyaba… lo que decía el fiscal… podíamos talar los árboles”.

Lejos de rendirse, SOS Árboles Viamonte inmediatamente presentó una apelación. “Entiendo que en esta semana tendremos que tener alguna novedad sobre esa apelación”, afirma el entrevistado. Mientras tanto, continúan sus esfuerzos para visibilizar el tema y generar apoyo local y mediático. “Nos hemos conocido con otras organizaciones… Basta de Mocilar, el observatorio… tomamos un poquito de visibilización”.

Esta lucha no es únicamente por los árboles en sí, sino también por los efectos más amplios que tienen en la comunidad. “Estos árboles, si bien no son nativos, son parte del arbolado urbano, ayudan a mitigar los efectos del cambio climático que estamos todos viviendo”. La importancia del arbolado urbano es un tema clave en esta lucha, evidenciando que la tala no es solo una cuestión local, sino también una preocupación ambiental a escala global. Además, el caso subraya la necesidad de escuchar a la ciudadanía: “La voz de los ciudadanos y de los vecinos tiene un peso en esto y queremos ser escuchados”.

En un contexto donde la falta de respuesta y acción por parte de las autoridades ha sido evidente, el movimiento vecinal se fortalece con cada paso. “Muchos titulares sin ninguna respuesta efectiva, entonces te vas quedando como bastante solo”, lamenta el activista. Aun así, la comunidad sigue luchando por un futuro más verde en una ciudad que necesita cada hoja y cada rama. La historia de SOS Árboles Viamonte destaca no solo el valor de los espacios verdes, sino también el poder de la organización comunitaria para hacer valer su voz y sus derechos en la defensa del medio ambiente.