La construcción del viaducto del Ferrocarril Sarmiento en Buenos Aires ha generado tensiones y propuestas alternativas entre varios sectores, incluyendo vecinos y expertos.
En una ciudad como Buenos Aires, donde la infraestructura de transporte es un tema de recurrente debate, la promesa (o amenaza, dependiendo de cómo se vea) de continuar con la construcción del viaducto del Ferrocarril Sarmiento ha suscitado diversas reacciones. “Lo que ellos dicen, y lo venían diciendo de antes, es que la parte de abajo del viaducto… primero que el viaducto funciona como una especie de barrera que divide el barrio en dos”, comenta uno de los involucrados, poniendo en perspectiva las preocupaciones de muchos residentes.
Una Ciudad Fragmentada
Las ciudades evolucionan y Buenos Aires no es la excepción. Sin embargo, algunas decisiones de infraestructura tienen el potencial de impactar negativamente la cohesión de las comunidades. La construcción de viaductos ha sido comparada con las autopistas que en su momento levantó Cachatorra, separando barrios y dificultando la interacción entre los vecinos. “Se sospecha que además la intencionalidad es esa, o sea, producir fragmentación en los barrios”, señala otro entrevistado, ilustrando cómo estas obras pueden desintegrar el tejido social.
“Estoy hablando, a ver, estoy hablando de la traza del ferrocarril Sarmiento, y se sabe… ¿Y qué es un viaducto?”, se pregunta. Un viaducto es una estructura elevada que permite que las vías del tren pasen sobre el nivel de la calle, pero también puede crear “bajos”, espacios oscuros y muchas veces inseguros, debajo de la estructura. Estos espacios suelen ser subutilizados o, en el peor de los casos, se convierten en zonas problemáticas.
Alternativas y Propuestas
Para muchos, las soluciones pasan por opciones menos invasivas que los viaductos. Uno de los puntos discutidos en las reuniones vecinales es la posibilidad del soterramiento del ferrocarril. Si bien esta opción parece más adecuada, presenta también serios desafíos técnicos y económicos. “La Ciudad de Buenos Aires está plantada sobre la silla, en parte de la cuenca hídrica del Río de la Plata. Esto significa que es una esponja, hay más humedad que roca”, lo cual complica el proceso de mantener túneles secos y seguros.
La tercera opción que ha ganado popularidad es la construcción en trinchera, una modalidad ya aplicada en la zona de Caballito. “Los vecinos y las vecinas de las comunas involucradas están por este tipo de construcción”, se destaca. Los trenes en trinchera se sitúan a unos seis metros por debajo del nivel de la calle, permitiendo una mayor integración con el paisaje urbano y con menos impacto negativo en las comunidades.
La Voz de los Expertos y los Vecinos
Una reunión reciente con representantes del Instituto Argentino del Ferrocarril, como Pablo Martorelli, mostró que existe un interés genuino por encontrar soluciones viables que satisfagan tanto las demandas técnicas como las necesidades de los residentes. “Dijimos, bueno, no te vamos a tratar tan mal, pero dice, no, no, no era por eso”, recuerda un participante del encuentro, subrayando el clima de cooperación y diálogo.
Este tipo de iniciativas demuestran la importancia de involucrar a la ciudadanía en la toma de decisiones que afectan su entorno inmediato. “Nos enteramos la semana pasada, y debido a que tuvimos una reunión con gente del Instituto Argentino del Ferrocarril”, enfatiza otro testimonio, mostrando que estos esfuerzos van más allá de simples reclamos: son propuestas estructuradas y bien fundamentadas.
Los Riesgos y las Consecuencias
El soterramiento ofrece beneficios importantes en términos de estética y menor impacto en la superficie, pero conlleva riesgos considerables. “El problema que se tiene es que habría que colocar bombas de funcionamiento permanente porque el agua se filtra, el agua filtra todo”, se afirma, indicando que los problemas técnicos no son menores. Además de un gasto constante de electricidad, existe el peligro de quedarse sin suministro durante un corte eléctrico, dejando a muchas personas atrapadas en los túneles.
Por otro lado, el viaducto, aunque soluciona el problema de las barreras a nivel de calle, crea “bajos” que a menudo se transforman en zonas abandonadas o poco utilizadas. “El problema es que esta gestión lo que plantea es usar los bajos autopistas como, digamos, para poner epólogos astronómicos, ¿cuándo no?”, ironiza uno de los entrevistados, poniendo de manifiesto la falta de planificación integral para estos espacios.
La Comunidad como Protagonista
La participación ciudadana es un elemento crucial para el éxito de cualquier proyecto de infraestructura. “A mí me parece muy valioso esto de que seis comunas se hayan reunido”, comenta uno de los vecinos activos en el proceso, subrayando la importancia de la colaboración interbarrial. Este tipo de reuniones permiten que las preocupaciones y propuestas de los residentes sean escuchadas y consideradas en las decisiones finales.
Este enfoque colaborativo no solo aumenta la transparencia, sino que también garantiza que las soluciones implementadas sean sostenibles y aceptadas por la comunidad. “El ciudadano o la ciudadana tiene que tener un rol activo en el diseño de la ciudad y en la toma de decisiones sobre el lugar en que está viviendo, porque después de todo lo que estamos viviendo en el lugar, somos nosotros que además, como les gusta decir a algunos, pagamos nuestros impuestos”, concluye el testimonio, cerrando con un llamado a la acción y al compromiso colectivo.
El futuro del Ferrocarril Sarmiento es, sin duda, un tema complejo que involucra diversas aristas técnicas, económicas y sociales. La clave estará en encontrar un balance que permita mejorar la conectividad y el transporte sin sacrificar la calidad de vida de los barrios afectados. Con la participación activa de vecinos y expertos, es posible imaginar un camino que beneficie a todos los involucrados.
