Mañana, las calles de la Ciudad de Buenos Aires se convertirán en el epicentro de una Jornada Nacional de Lucha. Estás movilizaciones, organizadas por diversas agrupaciones sociales, buscan alzar la voz contra el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) y la ley ómnibus planteada por el gobierno nacional, además de visibilizar la problemática del hambre y la falta de recursos en los barrios populares. En esta nota, profundizaremos sobre los motivos tras esta jornada, las demandas que impulsan a las organizaciones y el contexto actual de la República Argentina. Contexto y Demanda Franco Armando, Secretario General Adjunto de la Federación Nacional Territorial (FENAD), nos brinda una perspectiva clara sobre los múltiples ejes de esta movilización. “Lo que pedimos es que el DNU que pretende instalar el Gobierno Nacional quede sin efecto”, señala Armando. Pero la movilización va más allá del rechazo al DNU. En el corazón de la lucha yace una preocupación más fundamental y urgente: el hambre y la precariedad en los barrios populares. El evento no se restringirá únicamente a la Capital Federal, sino que tomará forma a lo largo y ancho del país, congregando a una variedad de organizaciones sociales como Libre del Sur, Frente de Organizaciones…
Mañana, las calles de la Ciudad de Buenos Aires se convertirán en el epicentro de una Jornada Nacional de Lucha. Estás movilizaciones, organizadas por diversas agrupaciones sociales, buscan alzar la voz contra el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) y la ley ómnibus planteada por el gobierno nacional, además de visibilizar la problemática del hambre y la falta de recursos en los barrios populares. En esta nota, profundizaremos sobre los motivos tras esta jornada, las demandas que impulsan a las organizaciones y el contexto actual de la República Argentina.
Contexto y Demanda
Franco Armando, Secretario General Adjunto de la Federación Nacional Territorial (FENAD), nos brinda una perspectiva clara sobre los múltiples ejes de esta movilización. “Lo que pedimos es que el DNU que pretende instalar el Gobierno Nacional quede sin efecto”, señala Armando. Pero la movilización va más allá del rechazo al DNU. En el corazón de la lucha yace una preocupación más fundamental y urgente: el hambre y la precariedad en los barrios populares.
El evento no se restringirá únicamente a la Capital Federal, sino que tomará forma a lo largo y ancho del país, congregando a una variedad de organizaciones sociales como Libre del Sur, Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), Movimiento Argentina Rebelde, Coordinadora por el Cambio Social, entre otros. Aquí, la lucha no es solo contra políticas concretas, sino también por la visibilización de una crisis alimentaria que afecta cada vez a más familias.
Semana a Semana, el Precio del Hambre
Uno de los elementos más alarmantes mencionados por Armando durante nuestra conversación es el “aumento desmedido de un montón de alimentos”. Es una problemática que el gobierno no ha sabido manejar adecuadamente, en parte, debido a su propia política de liberación de precios. Armando detalla cómo los funcionarios del área de desarrollo social del gobierno afirmaron su incapacidad para licitar y distribuir alimentos por la constante fluctuación de precios.
“La inestabilidad de precio la está generando el propio Estado al liberar el mercado”, apunta Armando, subrayando una contradicción sistémica en la actual estructura económica y política. Esta liberación ha creado un círculo vicioso que impide al gobierno abastecer adecuadamente a los comedores comunitarios, que sirven como el último bastión de seguridad alimentaria para muchos ciudadanos.
Construcción de Comunidad en Tiempos de Crisis
Esta situación no solo tiene implicaciones económicas sino también sociales. Los comedores populares y espacios comunitarios juegan un papel crítico en la vida de muchas personas. Además de proporcionar alimenta, estos espacios actúan como centros de reunión y discusión donde los vecinos abordan problemas adicionales de sus comunidades, como el acceso al agua y las cloacas.
En palabras de Armando, estos espacios “construyen, de alguna manera, comunidad”, un hecho que parece ser subestimado por las autoridades. En un contexto donde el Estado no ofrece respuestas eficientes, las organizaciones sociales y comunitarias brindan soluciones prácticas y locales, sosteniendo el tejido social en tiempos de alta precariedad.
Un Gobierno Distante
El distanciamiento entre las demandas de las organizaciones sociales y la respuesta gubernamental es desconcertante. El vocero presidencial, Adorni, junto con otros funcionarios como Javier Milley y Spert, han manifestado desconocer los motivos de la movilización. Han argumentado, según Armando, que “no se entiende cómo se pueden oponer y organizar un paro y una movilización sin saber a qué se oponen”.
Para los funcionarios gubernamentales, la movilización parece no tener sentido, pero para aquellos en los barrios populares, es una medida desesperada pero necesaria. La precariedad y la incapacidad de adquirir alimentos básicos son realidades muy tangibles y urgentes.
La Ley Antipiquetes y la Libertad de Expresión
Otra polémica que enmarca esta jornada es la ley antipiquetes. Las organizaciones sociales consideran esta legislación como una herramienta para silenciar el descontento social. Armando recalca la importancia de estar en las calles y enfrentar la medida directamente: “La única manera de perder el miedo es generando actividades masivas junto a otras organizaciones”.
Para las organizaciones, movilizarse no es solo un acto de protesta, sino de autoafirmación y de fortalecimiento colectivo. Enfrentar estas políticas en la calle, una y otra vez, es una forma de demostrar que no están dispuestos a ceder sus derechos y necesidades más básicas.
La Jornada del 17 de Enero: Un Paso Hacia el 24
La Jornada Nacional de Lucha del 17 de enero es vista también como un preludio a la movilización planeada para el 24 de enero. Para Armando y sus compañeros, el evento de mañana es una oportunidad para “ir generando jornadas de concientización y visibilización” y para explicar a sus compañeros y al resto de la sociedad, “de qué se trata este DNU, esta batería de leyes”, y cómo perjudica al pueblo.
En conclusión, la movilización programada para mañana representa una lucha multifacética contra la precariedad alimentaria, la liberación de precios que ha descontrolado el mercado y las políticas represivas como la ley antipiquetes. Este esfuerzo colectivo busca no solo detener acciones gubernamentales concretas, sino también establecer una plataforma de visibilización y construcción comunitaria que dé voz a las necesidades y urgencias de los más desfavorecidos en Argentina.
Mañana, las calles serán el testigo de una lucha que, más allá de oponerse a leyes específicas, pretende reafirmar el derecho elemental al alimento y a una vida digna.