El azote de los mosquitos, la polémica venta de inmuebles y la actuación del jefe de gobierno: una mirada crítica sobre la dinámica de la ciudad.
Los mosquitos han invadido Buenos Aires y están causando estragos. Las calles de la ciudad parecen escenarios de danza improvisada: personas de todas las edades intentan ahuyentar a estos zancudos, vector de diversas enfermedades. El único refugio parece ser el uso intensivo de repelentes, y aquí emerge un dato curioso: el gobierno de la provincia de Buenos Aires, bajo la dirección de Axel Kicillof, ha decidido producir repelentes para distribuir en hospitales, ya que un 80% del mercado está concentrado en una única empresa. Para los ciudadanos, el deseo de estar protegidos puede costar entre tres y cuatro mil pesos por un repelente comprado en las tiendas locales. Aquellos que buscan alternativas más económicas pueden optar por una mezcla casera de agua y esencia de vainilla.
Pero los mosquitos no son el único problema de la ciudad. La venta de inmuebles por parte del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ha levantado fuertes críticas. Propiedades que quedaron sin reclamar o que pertenecían a personas sin herederos fueron puestas en venta a precios que muchos consideran ridículos. En lugar de usar estos inmuebles para regular el mercado de alquileres o facilitar planes de pago accesibles para la ciudadanía, estas propiedades fueron adquiridas por los mismos actores de siempre: corredores inmobiliarios con métodos cuestionables, que posteriormente las venden o las usan para alquileres en plataformas como Airbnb, excluyendo a quien no pueda permitirse pagar en dólares.
La figura del jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Jorge Macri, también está bajo la lupa. Recién llegado de su luna de miel europea, Macri ha sido etiquetado por algunos críticos como un “parásito del estado”, debido a la histórica relación de su familia con el gobierno y su larga carrera en cargos públicos. Entre las primeras medidas que adoptó al retomar su puesto, destacan iniciativas para reforzar la limpieza en las calles, afectadas por la presencia de personas sin hogar.
Por último, no podemos dejar de mencionar la situación en el Hospital Garrahan. La emergente atención médica y las condiciones precarias del centro son temas que merecen un debate y una respuesta urgente.
En resumen, entre los mosquitos, la controvertida venta de inmuebles y las acciones de Jorge Macri, Buenos Aires enfrenta una serie de desafíos que requieren soluciones innovadoras y eficientes. Quizás sea hora de que las autoridades y ciudadanos trabajen juntos para forjar un camino hacia una ciudad más justa y habitable.
