La vitalidad democrática de las asambleas barriales vuelve a cobrar fuerza en Buenos Aires y sus alrededores, con centenares de vecinas y vecinos organizándose en contra de políticas impopulares.
En una conversación reciente María Eva Coutsovitis, integrante de la Cátedra Libre de Ingeniería Civil y del movimiento ‘La Ciudad Somos Quienes La Habitamos’, arrojó luz sobre la revitalización del movimiento asambleario en Buenos Aires y su área metropolitana. De regreso de un período de letargo, las asambleas barriales están recobrando fuerza y dinamismo ante la creciente insatisfacción popular con las recientes políticas gubernamentales.
Una historia de resistencia y organización popular
Tal como narra Coutsovitis, el movimiento asambleario de la Ciudad de Buenos Aires tiene raíces profundas que se remontan a la crisis de 2001, cuando las asambleas barriales surgieron como una forma espontánea de organización de la comunidad en respuesta a un contexto económico y social desesperante. Hoy, estos espacios de deliberación y acción vuelven a emerger con renovada intensidad.
El resurgir de estas asambleas, explica Coutsovitis, se fortaleció en un cacerolazo en Parque Rivadavia el 30 de diciembre del año pasado, donde más de 300 personas se congregaron y decidieron establecer “Asamblea Asambleas,” un espacio para articular esfuerzos entre distintos barrios. Desde entonces, el concepto de “miércoles de ruidazos” ha ganado tracción, con un número creciente de asambleas barriales reuniéndose semanalmente para expresar su descontento y planificar acciones.
Una respuesta ante las políticas recientes
Una de las cuestiones más candentes que movilizan a estas asambleas es la oposición al Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), la “ley ómnibus” y el llamado “protocolo antiprotesta”. Para Coutsovitis, estas medidas son vistas como intentos de limitar derechos y libertades ciudadanas, y por ello, las asambleas han convocado para una gran manifestación el 24 de enero.
“Creo que mañana va a ser un día histórico,” afirma Coutsovitis. “No solamente porque creo que mañana lo que va a tener lugar es un gran argentinazo, sino porque me parece que lo que hemos logrado poner en evidencia es que esto que nos están proponiendo con el DNU y con la ley ómnibus tiene que ver con la disolución de nuestra patria, de la Argentina.”
Asambleas históricas y nuevas formas de organización
No todas las asambleas que participan en este resurgir son de reciente creación. Asambleas históricas como la de Juan B. Justo, Plaza Dorrego y muchas otras de barrios como Núñez, Devoto y Villa del Parque, han mantenido una llama constante de organización y resistencia, adaptándose a nuevas circunstancias y causas. Estas asambleas históricas han demostrado ser núcleos sólidos para la organización comunitaria y la resistencia ante políticas que perjudican al tejido social.
Coutsovitis también subraya la importancia del espacio “Asamblea Asambleas,” que facilita la coordinación y el intercambio entre distintas asambleas barriales, permitiendo establecer una agenda común y planificar acciones conjuntas de mayor envergadura. Este modelo demuestra una vitalidad democrática que va más allá de simples formas de protesta, convirtiéndose en espacios de deliberación y decisión colectiva.
Una gimnasia de democracia y movilización popular
El escenario actual también está marcado por una fuerte gimnasia de deliberación que combina lo local y lo general. “Estamos volviendo a encontrarnos este espacio de asambleas de asambleas justamente para empezar a discutir una agenda, para poder empezar a discutir un plan de lucha, para empezar a discutir cuáles van a ser las próximas acciones,” detalla Coutsovitis.
Este dinamismo no solo responde a la situación inmediata, sino que también busca sentar las bases de una organización desde abajo, enraizada en la realidad de cada comunidad. Es un proceso que, aunque a veces criticado por ser poco ortodoxo, demuestra una rica diversidad y una capacidad de adaptación y resistencia.
Mirando hacia el futuro
En cuanto al futuro, Coutsovitis expresa una mezcla de cautela y esperanza. Si bien existen ansiedades sobre las maniobras políticas y económicas del gobierno y sus aliados, la activista resalta la importancia de que las asambleas barriales mantengan su vigor y continúen organizándose.
“Estoy sumamente esperanzada con lo que se viene construyendo. Nuestro pueblo está organizado y va a salir a la calle justamente a ser visible,” comenta. La jornada de movilización del 24 de enero es vista no solo como una manifestación de descontento, sino también como un punto de inflexión crucial para el movimiento.
En conclusión, el resurgir de las asambleas barriales en Buenos Aires no solo refleja el descontento popular ante políticas impopulares, sino que también emana como una poderosa muestra de vitalidad democrática y autogestión comunitaria. Las asambleas barriales representan una rica tradición de resistencia y organización que sigue siendo relevante y necesaria en estos tiempos de crisis e incertidumbre.