La Democracia en la Lupa: Disciplina Social y Control del Miedo

La Democracia en la Lupa: Disciplina Social y Control del Miedo

Reflexiones sobre la Operatividad de Poderes Fácticos y el Control Social en Argentina



En una nación que ha luchado arduamente por la democracia durante más de 40 años, resulta desconcertante constatar que la resiliencia democrática podría ser más robusta. La capacidad de análisis y la apropiación de las problemáticas sociales a menudo se ven mermadas por la falta de información y por la manipulación de los grandes medios de comunicación y poderes fácticos. Este es el escenario sobre el cual la periodista Cristina Sottile lanza una profunda reflexión sobre las fuerzas detrás del gobierno de Milei, y cómo operan invisiblemente en la sociedad argentina.

La Necesidad de Marcos Normativos

Como punto de partida, Sottile subraya que todas las sociedades requieren de marcos de reglas para funcionar de manera ordenada y coordinada, evitando así el caos. La necesidad de un cierto orden no es cuestionable, pues sin normas y regulaciones, cualquier actividad humana se tornaría caótica. Ella utiliza una analogía futbolística para ilustrar su punto: jugar en una cancha sin conocer las reglas sería desastroso.

Históricamente, desde los tiempos del iluminismo, se cuestionó la aplicación de castigos corporales, vejaciones y torturas como métodos de control social, un cambio paradigmático que buscaba reformar la conducta a través del ejemplo. Sin embargo, detrás de estas normas y castigos evidentes, existen otros mecanismos de control disciplinario que no son tan visibles, pero igualmente efectivos y problemáticos, sobre los cuales Sottile invita a reflexionar.

Disciplinamiento y Control Social

Sottile introduce un concepto crucial: el disciplinamiento de la sociedad por parte de los grupos poderosos, que puede ser tanto económico como ideológico. Estos grupos, que coinciden en objetivos y métodos, establecen normas de juego que, aunque no beneficiosas para el bienestar común, se presentan como inamovibles. El objetivo es claro: engranar a las masas en un sistema que perpetúe y fortalezca la posición hegemónica de los poderosos.

Michel Foucault, en sus estudios sobre el control y el castigo, es citado por Sottile para explicar cómo se configuran dispositivos de vigilancia y control social. La generación de miedo colectivo, acompañada de incertidumbre, es una herramienta poderosa para la sumisión de la sociedad. La aplicación de crueldad, en sus diversas formas, genera un estado de constante alerta y temor.

Mecanismos Subyacentes de Miedo y Autocontrol

Al detallar tácticas específicas, Sottile menciona la represión policial, las políticas económicas arbitrarias y la vigilancia constante en el uso del espacio público como ejemplos de cómo se implementa este control. La exhibición de crueldad, y su arbitrariedad, crean una incertidumbre que lleva al autocontrol. La gente, temiendo por su seguridad y bienestar, comienza a autocensurarse y a limitar sus propias acciones y pensamientos.

La periodista señala ejemplos claros y tangibles en la ciudad de Buenos Aires, desde la represión directa en protestas hasta normativas aparentemente triviales, como las restricciones sobre amamantar en público o la imposibilidad de ensayar una murga en ciertos lugares. Todas estas acciones, según Sottile, son formas de controlar y disciplinar a la población.

Naturalización de la Violencia y el Control

Sottile argumenta que muchas de estas formas de violencia están tan naturalizadas que pasan desapercibidas. La regulación del uso del tiempo libre y la promoción de espacios comerciales son ejemplos de cómo se moldea el comportamiento social hacia una lógica de mercado. La forma en que se espera que la gente se vista, use utensilios o se comporte en público son todas normas impuestas que perpetúan un determinado orden social, medible y clasificable.

Resistir Colectivamente

Ante la pregunta sobre qué hacer frente a este escenario, Sottile propone una resistencia colectiva e informada. Se trata de cuestionar las normativas y señalar las arbitrariedades que no benefician a la sociedad. El miedo social no se elimina individualmente sino a través de la acción colectiva y la solidaridad comunitaria. Con precauciones y siempre en grupo, es posible resistir y desafiar el estado de miedo que se busca imponer.

Conclusión

Sottile concluye su reflexión apelando a la memoria histórica y la resistencia activa. Recordar las atrocidades de la dictadura argentina y los mecanismos de control y represión que se implementaron puede servir como antídoto contra su repetición. La clave, según la periodista, es el cuidado mutuo y la acción conjunta para superar los miedos impuestos y reclamar una democracia más robusta y auténtica.

En última instancia, la reflexión de Sottile no solo ilumina las tácticas de control en juego, sino que también lanza un llamado a la acción: a cuestionar, a resistir y a no permitir que el miedo social dictamine nuestras vidas y nuestras sociedades.