Crisis y Desigualdad en la Ciudad de Buenos Aires

Crisis y Desigualdad en la Ciudad de Buenos Aires

Una mirada a la creciente problemática social y económica que enfrenta la capital argentina.





La Ciudad de Buenos Aires vive tiempos convulsos y difíciles. La cantidad de personas en situación de calle no deja de aumentar, un reflejo de la política nacional que afecta a los ciudadanos pero también de las medidas locales que maltratan a quienes quedan fuera del sistema. La lógica del mercado, que nos engloba y excluye, parece deglutirnos a todos en un minué macabro. Algunos pueden bailar bien, otros apenas si logran mantenerse en pie, y muchos caen irremediablemente.



Aquí, en la ciudad supuestamente bendecida, cada vez hay más desempleo, una realidad que se extiende también al conurbano bonaerense. La falta de trabajo es notoria, y las políticas gubernamentales no ayudan. Los pequeños comercios cierran, los nuevos emprendimientos no prosperan, y los empleadores se resguardan, recortando gastos y prescindiendo de personal cuando pueden. Esto genera un ciclo vicioso de menor consumo y una continuada contracción económica.



La policía de la ciudad no hace más que agravar la situación, reprimiendo no solo a los sin techo, sino también a los trabajadores que protestan por la pérdida de sus empleos. Un claro ejemplo fue la reciente represión a los trabajadores del ATE en el INTI, donde se está desmantelando un organismo del Estado esencial para el apoyo a las PYMES.



El desinterés del gobierno por estas problemáticas es palmario. La retórica de los líderes políticos, que nos tildan a todos de “casta”, nos muestra como enemigos a destruir, no solo a combatir. Esta visión polarizante y destructiva resulta evidente con cada acción emprendida.



La historia argentina está llena de levantamientos populares contra los tiranos que atacan el bienestar de los ciudadanos. No estamos enarbolando la bandera de la insurrección, solo observamos un patrón que se repite. Es un dato histórico: más temprano que tarde, el pueblo se levanta y lucha. Sin embargo, en esta batalla constante, siempre hay quienes quedan en el camino, invariablemente del mismo lado.



Quizás algún día logremos estar verdaderamente despiertos y atentos, para anticipar la llegada del monstruo mucho antes de que se presente en nuestras puertas.