Los Clubes de Barrio y la Amenaza de la Privatización: Un Debate Urgente

Los Clubes de Barrio y la Amenaza de la Privatización: Un Debate Urgente

En medio de la creciente tendencia a la privatización de distintos sectores, los clubes de barrio también están en el ojo del huracán. Pero, ¿qué implica realmente esta intención de transformarlos en sociedades anónimas deportivas?



En una reciente exposición radial, una voz crítica ha levantado la alarma sobre la posible privatización de los clubes de barrio. Argumentando que esta medida no solo amenaza las estructuras económicas de los clubes, sino también su invaluable “rol social”.

La Esencia de los Clubes de Barrio

Para comenzar, es fundamental entender qué representan los clubes de barrio. Según se menciona, estos clubes “pertenecen a los socios” y están diseñados para “cumplir con objetivos comunes”, que van más allá de lo deportivo. Desde la visión de Thompson, un historiador inglés citado en la exposición, las instituciones, incluyendo los clubes de barrio, son “aquellas organizaciones que se dan las personas que tienen objetivos comunes”. Esto los convierte en espacios vitales de socialización y cohesión en sus respectivas comunidades.

Se destaca que los clubes de barrio son construidos y sostenidos por los mismos vecinos que los utilizan. Este sentido de pertenencia se observa claramente en “los clubes chicos”, donde “los ves pintando la cancha, los ves haciendo los chorizos para juntar, para comprar las camisetas de los pibes”. Este involucramiento directo refuerza la conexión entre los miembros del club y su comunidad local.

El Valor Sociocultural versus el Valor Económico

La principal preocupación respecto a la conversión de estos clubes en sociedades anónimas deportivas es la perdida de este valor social y comunitario en favor de intereses económicos. No es coincidencia que “el dinero viene en general con fines predeterminados y no determinados dentro de la institución”. Aquí radica el principal peligro: el desplazamiento de los objetivos comunitarios en favor de objetivos comerciales que, en última instancia, no consideran las necesidades ni los valores del club y su gente.

El comentarista señala con énfasis que cuando se busca la privatización de un club, se despoja a la institución de su “rol social” y se la convierte en un “bien de mercado”. En palabras suyas, “el beneficio que se mide solamente en variables monetarias” no tiene el mismo impacto que el retorno directo al club y a sus socios.

A modo de ejemplo, se cita la historia de clubes formadores de grandes talentos del fútbol como Maradona o Messi, quienes salieron de clubes de barrio y no de grandes clubes europeos, desmintiendo la afirmación del presidente acerca de la necesidad de formar jugadores en clubes internacionales.

Las Consecuencias de la Privatización

“Cuando esto se intenta privatizar es porque hay algo que tiene un precio, ¿no es cierto?… el precio se lo pone una lógica de mercado”. Esta lógica mercantilista busca en los clubes lo que puede vender: jugadores, marcas, y símbolos. Esto se asemeja a la explotación del comercio de esclavos, donde las personas son vistas como bienes transables.

El temor es que la privatización no solo transforme los clubes sino que también socave los valores intrínsecos que éstos representan. La afirmación de que “toda una serie de cuestiones que… desde el individualismo, son vistas como obstáculos para la prosecución de objetivos” apunta a la idiosincrasia fraternal y solidaria que caracteriza a estas instituciones y que podría quedar bajo amenaza.

Diferencias entre Deportes y su Contexto Económico

El comentarista también hace una comparación interesante entre distintos deportes, resaltando que deportes como el polo y el rugby, que son frecuentemente asociados con las élites, no parecen necesitar de la lógica de mercado para prosperar. Esto contrasta con los clubes de fútbol, que, a pesar de su gran arraigo popular, son vistos como blancos potenciales para la privatización, sugiriendo así una dimensión clasista en la motivación detrás de estas medidas.

Una Defensa Colectiva

En conclusión, el llamado a una reflexión colectiva se hace imperativo. La privatización de los clubes de barrio no es solo un tema económico, sino una cuestión que involucra la identidad y la cohesión social de nuestras comunidades. “Solamente por una disposición donde habilita la Inspección General de Justicia, la IGJ… nos pone a expensas y es como que estás en el desierto y te sobrevuelan los buitres”, se denuncia, subrayando la vulnerabilidad a la que quedarían expuestos estos espacios de socialización y cultura.

La exposición argumenta que “la pérdida de estos clubes es una pérdida para la Argentina, es una pérdida para la sociedad argentina”. Estos clubes, más que simples estructuras físicas o entidades deportivas, representan nodos de integración social y culturales que deben ser protegidos para mantener el tejido social y la identidad comunitaria. En un momento donde cada vez más aspectos de la vida diaria son monetizados, los clubes de barrio emergen como bastiones de resistencia frente al avance del mercado en áreas de nuestra vida que valoramos por razones mucho más profundas que el simple lucro.

Así, la defensa de estos clubes no es solo tarea de aquellos que son socios, sino de todos los que valoran lo que significan para nuestras ciudades y nuestras vidas.