Crisis Inmobiliaria en Buenos Aires: ¿Construcción o Destrucción?

Crisis Inmobiliaria en Buenos Aires: ¿Construcción o Destrucción?

El crecimiento urbano en Buenos Aires se ha convertido en una preocupación constante para sus habitantes. Edificios y nuevas construcciones emergen incesantemente, priorizando “el mercado inmobiliario y muy poco tienen que ver con el bienestar, el buen vivir de quienes habitamos esta ciudad”, según advierte la activista María Eva Koutsovitis en una reciente entrevista.

El problema radica en que para continuar con este crecimiento desmedido, “el gobierno de la ciudad tiene que infringir sus propias normas constructivas y volver a habilitar ciertos cambios, ciertos ajustes en el código urbanístico” permitiendo a los empresarios, “los que ponen la tarasca para las campañas y tantas otras cosas, sigan haciendo pingües negocios”. Koutsovitis cuestiona la carencia de participación ciudadana en estas decisiones que afectan directamente su calidad de vida.

Desactualización y Falta de Participación

María Eva explica cómo la “discusión sobre cómo se planifican las ciudades es clave para el cotidiano de quienes la habitamos”. Sin embargo, denuncia que el gobierno intenta tecnificar el debate, alejándolo de quienes verdaderamente se ven afectados. “Planificar las ciudades debería ser una tarea de conjunto con instancias de participación y de decisión” que incluyan a aquellos que viven, estudian y trabajan en la ciudad.

Actualmente, Buenos Aires cuenta con diversas herramientas de planificación, aunque la mayoría están obsoletas o no se han aplicado adecuadamente. Koutsovitis menciona al poco actualizado “plan urbano ambiental” y el “código ambiental”, cuya sanción está estipulada en la Constitución, pero aún no ha sido aprobada por la legislatura. En el ámbito reciente, “en el año 2018 el PRO en soledad absoluta sancionó el código urbanístico que habilitó la sobreconstrucción en la ciudad”.

Un Antecedente Problemático

La activista no duda en recordar los antecedentes políticos del actual jefe de gobierno, Jorge Macri. Durante su campaña en Vicente López prometía terminar “con las excepciones al código de ordenamiento urbano” llamándolas “injustas y corruptas”. Sin embargo, “en los tres mandatos que tuvo como intendente de Vicente López aprobó 500 excepciones inmobiliarias”.

Koutsovitis advierte que con este historial, no es sorpresa que bajo su administración en Buenos Aires se continúe privilegiando los intereses de grandes desarrolladoras inmobiliarias. De hecho, “hace un mes atrás aproximadamente Jorge Macri presentó una propuesta de modificación del código urbanístico por supuesto sin instancias de participación ciudadana”.

Impacto en los Barrios y Colapso Urbano

Precisamente, la implementación del código del 2018 afectó profundamente a varios barrios de la ciudad, principalmente aquellos de “casas bajas”, que vieron cómo la sobreconstrucción llegó al “colapso”. Los primeros en alzar la voz fueron los barrios de “Núñez, Barrio River y Bajo Belgrano”, quienes realizaron manifestaciones públicas para detener la expansión descontrolada.

El problema principal es que “sobre densificamos y eso no está acompañado de obras de agua, de cloacas, de pluviales, equipamientos de educación, de salud”. Como resultado, la ciudad colapsa. Esta sobreconstrucción no solo transforma físicamente a los barrios, sino también deteriora su identidad y morfología, haciéndolos irreconocibles y dañando la calidad de vida de sus habitantes.

Una Modificación Controvertida

La modificación propuesta recientemente no hace más que materializar “más negocio” para las grandes inmobiliarias. La fórmula parece sencilla: “quienes inviertan en el sur de la ciudad, en donde el valor del suelo no garantiza exorbitantes rentabilidades,” podrán traducir esos metros construidos “al norte de la ciudad” para levantar torres “por fuera de lo que establece la normativa”.

Esta medida, efectivamente, permite volver a construir grandes torres, algo que estaba limitado desde 2018. Koutsovitis destaca que antes de esta modificación, la altura máxima permitida era “45 metros”. Con la nueva propuesta, este tope podría duplicarse, permitiendo construcciones de “hasta 90 metros de altura”.

Consecuencias y Resistencia

Este modelo de compensación fomenta la desigualdad, concentrando el beneficio en las manos de las grandes empresas, dejando de lado a las pequeñas y medianas que no tienen la “capacidad constructiva, financiera ni económica” para competir.

La activista subraya que este caos es una “herramienta de planificación” que en realidad no planifica en función de resolver problemas habitacionales o ambientales. La ciudad necesita discusiones serias sobre cómo resolver la “emergencia habitacional” y planificar desarrollos sostenibles, especialmente en el contexto de la “crisis climática”. Sin estos enfoques, simplemente se asegura “enormes negocios a las grandes desarrolladoras”.

La Lucha Ciudadana Continúa

En términos de resistencia, Koutsovitis insiste en que “la ciudadanos y ciudadanas tienen una oportunidad” para manifestar su descontento. Ella destaca que “este viernes 20 a las 15.30” habrá una movilización en la legislatura para frenar esta modificación.

Organizaciones y vecinos ya han demostrado que la organización y la presencia activa pueden marcar una diferencia. Las acciones ciudadanas en barrios como Núñez son pruebas vivientes de que el poder de la comunidad puede desafiar a un sistema desacordado con su bienestar colectivo. Es una pelea constante y desigual, pero cada voz y cada esfuerzo cuentan.

Un Futuro en Tensión

La crisis inmobiliaria en Buenos Aires revela las contradicciones de un modelo urbano que, al parecer, prioriza la rentabilidad sobre la habitabilidad. La modificación propuesta al código urbanístico introduce cambios con potencial devastador para la morfología, infraestructura y vida cotidiana de la ciudad. Esto no es solo un problema técnico; es una cuestión crucial que define la calidad de vida de quienes llaman casa a esta metrópolis.

La resistencia ciudadana compuesta por voces como la de María Eva Koutsovitis subraya la necesidad de una planificación inclusiva y sostenible. En su esencia, planificar una ciudad no debería ser un juego de ajedrez donde las jugadas se hacen según intereses votivos, sino una construcción colectiva donde cada pieza encaje para beneficiar a todos sus habitantes.