Una Secretaría de Culto y Civilización en pleno siglo XXI
La creación de la “Secretaría de Culto y Civilización” por parte del gobierno actual ha causado revuelo y suscitado una serie de preguntas y preocupaciones en la ciudadanía. La misma Cristina Sotile expresa su inquietud sobre este título gubernamental que parece anacrónico y cargado de simbolismo problemático.
Sotile comienza su análisis subrayando el contexto actual, haciendo hincapié en la complejidad de los tiempos que corren, donde todo parece estar en constante cambio y movimiento. “**Si uno pretendiera como dejar pasar todo, adoptar una actitud fatalista, me parece que hay personas que no somos así y pretendemos comprender el tiempo que nos tocó vivir**”, afirma, estableciendo la premisa de su reflexión sobre la necesidad de involucrarse activamente en los asuntos políticos y sociales.
Civilización: Un término históricamente problemático
Para establecer un marco crítico sobre esta nueva secretaría, Sotile se remonta al origen del término “civilización”, destacando su carácter peyorativo a lo largo de la historia. Durante la conversación, menciona que la palabra fue aplicada de manera negativa hacia aquellos considerados “otros” que necesitaban ser “civilizados”. Este concepto tiene raíces en la Grecia y Roma antiguas, donde pueblos como los vikingos eran denominados bárbaros por no poseer los mismos conocimientos o formas de vida. “El imperio romano no se construyó predicando, a ver si me explico”, puntualiza Cristina para señalar la hipocresía de culturas auto-denominadas civilizadas.
El término se expandió con las exploraciones y colonización europea, cuando los europeos llegaban a nuevas tierras, en África y América, y creían que debían civilizar a los pueblos nativos. Durante esa época, se impuso una dicotomía de civilización versus barbarie que justificaba la hegemonía europea y la explotación de otros pueblos.
Preguntas y preocupaciones sobre la nueva secretaría
Sotile lanza una pregunta crucial en su reflexión: “¿Quiénes son los civilizados? ¿A quiénes van a civilizar?” Este cuestionamiento apunta a la ambigüedad y posible intención discriminatoria detrás de la creación de la Secretaría de Culto y Civilización. ¿Qué tipo de civilización se está promoviendo y bajo qué reglas se establecerá esta nueva estructura, son dudas que resuenan de su análisis.
Cristina va más allá y menciona casos históricos para contextualizar su preocupación. Hace referencia a la conquista de América y al genocidio indígena, no solo por las enfermedades y maltratos, sino también por la imposición cultural y religiosa. “En los primeros dos años [de la conquista] murieron los dos tercios de la población americana debido a enfermedades, pestes, traídas por los europeos… y los otros motivos fueron el maltrato, la falta de comida, la esclavitud, la sobreexplotación”, detalla.
Declaraciones recientes que alarman
Dos declaraciones recientes de funcionarios del actual gobierno agregan más leña al fuego. La primera, por parte de la Canciller Mondino, quien cuestionó la necesidad de proporcionar beneficios a las personas mayores, sugiriendo que no sería problema que falten medicamentos o subsidios, ya que, “igual se van a morir”. La segunda, del nuevo secretario de Culto y Civilización, quien afirmó que “ojalá nuestro país estuviera más contaminado, porque quiere decir que habríamos desarrollado la industria”. Ambas afirmaciones son vistas por Sotile como ejemplos del peligroso enfoque que esta nueva secretaría podría traer consigo, apuntando a prioridades que podrían atentar contra la vida y el bienestar de la población.
Conclusión: Palabras que importan
Cerrando su análisis, Sotile subraya la importancia de prestar atención a las palabras y los conceptos que se utilizan en el ámbito político, ya que no son inocentes. “Las palabras nombran, instituyen, instalan conductas, instalan modelos, entonces, pongamos atención, cuando escuchamos algo que nos haga ruido, por algo nos está haciendo ruido”, advierte.
En suma, la nueva Secretaría de Culto y Civilización plantea más preguntas que respuestas y nos insta a reflexionar sobre qué tipo de “civilización” se pretende imponer y cómo afectará a la ciudadanía en su conjunto. Ante esta iniciativa, Sotile invita a que nos mantengamos atentos y críticos, participando activamente en la vida política y no perdiendo de vista las implicaciones de los términos y políticas que nos rodean.