La Realidad de los Trabajadores de Prevención del Delito en Buenos Aires

La Realidad de los Trabajadores de Prevención del Delito en Buenos Aires

José “Pepe” Peralta, Secretario General Adjunto de la CTA Autónoma, fue una de las voces que denunció estas situaciones en la manifestación realizada frente al Ministerio de Seguridad de la ciudad. “Este gobierno de empresarios precarizadores viene llevando esto adelante hace dieciséis años y un poco más y quiere seguir manteniéndolo”, declaró Peralta, subrayando el ciclo de precarización laboral sostenida por las actuales políticas de la administración local. El descontento radica principalmente en la precarización y la falta de reconocimiento laboral de los trabajadores, articulada sobre la figura del monotributo, una categoría fiscal que los convierte en autónomos, aun cuando solo retienen vínculos laborales con el gobierno local.

La radio abierta organizada en las puertas del Ministerio de Seguridad fue un escenario para el reclamo del fin de estas condiciones. Belén, una trabajadora de prevención del delito, articuló el sentido de urgencia de este cambio: “Trabajamos en una ciudad donde pagamos por laburar, donde pagamos porque nos precaricen”. En sus palabras, resalta no solo la indignación frente a la estabilidad laboral ficticia, sino también el texto simbólico que implica trabajar en la seguridad cuando ellos mismos se ven desprotegidos por las instituciones.

Este movimiento ha sido promovido por la CTA Autónoma de la Capital, en conjunto con la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), en un esfuerzo conjunto por visibilizar la precarización laboral que afecta a quienes protegen la ciudad día a día. En este contexto, Peralta enfatizó el compromiso del sindicato con estos trabajadores: “La clase trabajadora se está organizando y desde la CTA vamos a seguir bancando esta organización, bancando el pedido de derechos, bancando el pedido de salario que haga falta”. Este tipo de afirmaciones refuerzan la acción colectiva que impulsan los sindicatos para rectificar el curso de las políticas laborales actuales.

El Ministerio de Seguridad de Buenos Aires, bajo la dirección de Waldo Wolff y secundado por Diego Kravetz, ha sido señalado como “el ministerio que más precariza”. La denuncia cubre una serie de disparidades: desde salarios insuficientes hasta la falta de renovación de uniformes y el mantenimiento de una situación donde los trabajadores deben pagar ingresos brutos como si fueran trabajadores independientes, cuando en realidad mantienen una jornada completa bajo las directrices del gobierno local.

Uno de los aspectos más visibles de esta precarización se refleja en las condiciones físicas de trabajo. Mientras que a los miembros de la prevención del delito se les hace una ceremonia similar a la de la Policía Federal para su ingreso, el simbolismo choca con la cruda realidad de día a día. Los trabajadores han mencionado que sus uniformes, que en teoría son una insignia de su rol, están en estado crítico: “hay personas que trabajan de esto, que viven en harapos. Que están en la calle con los pantalones rotos, los borsegos destrozados”.

El relato de Belén, exasperado por la situación, subraya tanto el desafío económico como el moral que enfrentan. Durante la radio abierta, hizo un llamado urgente ante el evidente deterioro: “Este director nos está robando a todos… necesitamos gestión para los vecinos, que nos manden y nos aportan. Porque la cara de la gestión es la ciudad, así como los trabajadores”. Esta demanda no solo busca mejorar las condiciones laborales, sino también garantizar que quienes dedican su vida a cuidar la ciudad tengan la dignidad y el respeto que merecen.

Más allá de los reclamos confidenciales y físicos, existe una petición inquebrantable por justicia y reconocimiento. En un ecosistema donde el discurso de seguridad choca con la gestión interna de los encargados de proteger al público, los trabajadores de prevención del delito de Buenos Aires se convierten en un emblema de la lucha laboral moderna. En un llamado a la conciencia ciudadana e institucional, sus voces resuenan fuerte, en espera de un cambio que trascienda la retórica y se traduzca en acciones significativas dentro del ejercicio gubernamental.