Macri remarcó orgullosamente el trabajo conjunto con el gobierno nacional para “evitar los piquetes” que solían ser una constante en la ciudad. Según el mandatario, “el 80% de los cortes los encararon en la ciudad”, lo cual representa un esfuerzo concertado y un enfoque dedicado para mitigar un problema urbano que aquejó por mucho tiempo tanto a ciudadanos como a comerciantes. Antes de la intervención de su gestión y la colaboración intergubernamental, “había más de 3000 piquetes al año”. Sin embargo, Macri asegura que la situación “ha mejorado muchísimo en ese sentido”, lo que ha permitido una circulación más fluida y menos tensiones en las arterias principales de la ciudad.
Un ejemplo emblemático de este cambio es el área de Once. Por años, Once fue conocido por el desorden causado tanto por la presencia de manteros como por el tráfico denso y habitual de la zona. Macri destacó que “hoy Once está totalmente liberado de manteros”, una afirmación que resalta una transformación urbanística y cultural drástica en una de las áreas más concurridas y caóticas de la ciudad. La liberación de los espacios públicos en Once no solo ha tenido un impacto logístico, sino también estético y funcional, permitiendo que miles de personas experimenten el área de una manera más ordenada y placentera.
Este enfoque en la reducción de piquetes y la reordenación de sectores cruciales de la ciudad, según Jorge Macri, no solo ha facilitado la vida urbana para los residentes, sino que también ha restaurado la confianza en los espacios compartidos y en la capacidad del gobierno para implementar cambios efectivos. La estrategia se ha fundamentado en intervenciones concretas que buscan equilibrar las necesidades económicas de los vendedores ambulantes con la demanda de los ciudadanos para un ambiente más seguro y accesible.
La liberación de los espacios en Once es más que una simple acción de desalojo; es el resultado de políticas públicas diseñadas para reestructurar el comercio informal y brindar alternativas viables y sostenibles. Esta táctica incluyó la negociación para trasladar a los vendedores a lugares formalizados donde puedan operar legalmente, preservando sus ingresos sin perturbar la convivencia urbana.
Las acciones de Macri también apuntan a una visión más amplia de la gestión pública que prioriza los intereses colectivos sin descuidar los aspectos individuales de la economía informal. Para muchos, el respiro en zonas como Once es una muestra concreta de que las políticas pueden adaptar y transformar viejos problemas en nuevas oportunidades.
Sin embargo, mientras que Macri celebra estos logros, también es consciente de que el camino hacia una ciudad completamente libre de conflictos urbanos es largo. La experiencia de Once podría bien servir como modelo para otras áreas de la ciudad que enfrentan desafíos similares. Pero hasta entonces, el jefe de gobierno se concentra en el mantenimiento de los espacios recuperados y la implementación continua de estrategias que aborden la raíz del problema.
En conclusión, Once, un barrio que por mucho tiempo fue símbolo de desorganización, está experimentando una metamorfosis a través de la gestión dedicada que propugna Macri. Las palabras del jefe de gobierno no solo hacen un recuento de mejoras cuantitativas, sino que proponen una narrativa de transformación efectiva que, de sostenerse en el tiempo, podría cambiar la forma en que los habitantes experimentan y se mueven por su ciudad. En un contexto cada vez más complejo, estas acciones proponen una visión alentadora sobre la capacidad de la política urbana para resolver problemas de alta complejidad con un enfoque integrado y abierto al diálogo.