En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la Plaza de Mayo se convierte en testigo de una nueva marcha de jubilados que intensifican su protesta ante la quita de subsidios a los medicamentos provistos por el PAMI. Según Guillermo de Faiz, Secretario de Previsión Social de la CTA Capital, este ajuste no solo afecta a los adultos mayores, sino que es una “política general” que refleja “una tendencia que viene desde hace medio siglo”.
El contexto actual nos muestra una marcada desigualdad económica global. “Mientras, por un lado, la productividad y la posibilidad de vivir mejor crece, la desigualdad crece mucho más”, señala de Faiz. Esta realidad se acentúa en Argentina debido a su posición geopolítica que la coloca como “un productor de materia prima, subordinada a otros poderes”. En esta línea, de Faiz hace un llamado a abordar las raíces de la inequidad en lugar de enfocarse solo en los síntomas visibles, enfatizando que “acá hay cuestiones económicas y políticas atrás”.
En las jornadas de protesta, la indignación de los adultos mayores se centra en una realidad ya conocida: “Evidentemente esto se enmarca en una política general”. A medida que los gobiernos toman decisiones que afectan directamente sus vidas, como lo hizo en su momento la administración de Mauricio Macri con la polémica “fiesta de la bicicleta” y las reformas impuestas, el malestar crece. De Faiz es claro al expresar que con el gobierno actual de Alberto Fernández, a pesar del impasse inicial debido a la pandemia, lo cierto es que “a partir de ratificar el acuerdo con el FMI en 2022 empieza un terrible empobrecimiento general”.
La figura de Javier Milei también emerge en esta conversación, siendo definido por de Faiz como “fruto de un voto desesperado” que ha sido propulsado por “medios de comunicación, dominados más bien ni siquiera por los partidos, directamente por las corporaciones”. En este contexto, la agenda política parece estar pivotando hacia posiciones más extremas, lo que Guillermo de Faiz sugiere que debemos ver como un empuje hacia un “capitalismo sin disfraz”.
En el núcleo de la actual indignación está el requisito para seguir accediendo a medicamentos gratuitos mediante la obtención de un certificado de pobreza. Esto para las personas con ingresos por debajo de los 388,500 pesos mensuales, una cifra que no llega a la línea de indigencia, estimada en alrededor de 400,000 pesos. Este cambio de políticas se siente como una carga adicional para muchos jubilados que ya batallan con una “serie de etapas” restrictivas en el acceso a los medicamentos esenciales.
La discusión va más allá del ámbito financiero y aborda también una dimensión ideológica-cultural, donde prevalece la noción de que “el que no produce no sirve”. Se trata de una mentalidad donde impera “la ley del más fuerte”. De Faiz destaca cómo esta visión está alimentada por declaraciones insensibles hechas por políticos en edad de jubilación que sugieren, casi de manera mordaz, que los ancianos deberían tener “un hijo, un familiar, alguien que los ayude”.
El foco está en cómo este cambio impacta directamente en la vida de los jubilados. La restricción de medicamentos gratuitos, de acuerdo con de Faiz, representa una forma de reducir el “sueldo indirecto”, deteriorando aún más las condiciones de vida para los mayores mientras que “enriquece a los laboratorios y farmacéuticas”. Esta desigualdad subyacente se manifiesta de modo muy claro: “Jubilados que se empobrecen, farmacéuticas que se enriquecen”.
La CTA y otras organizaciones sociales ven la urgencia de identificar correctamente a “los enemigos” del bienestar social, corporaciones que, según de Faiz, necesitan ser nombradas. Esta identificación y la correspondiente acción son imperativas para abordar las desigualdades. Para muchos jubilados y activistas, las movilizaciones van más allá de la mera protesta; son un acto de resistencia y una llamada a la acción.
En los espacios cotidianos, las inquietudes de las personas resuenan, especialmente en un país donde “se empobrece la gente y había un discurso de previsión social”. Según de Faiz, la falta de una respuesta política clara por parte de los actuales referentes del peronismo intensifica el desasosiego. Muchos buscan un “resurgimiento del peronismo”, pero hay una duda generalizada sobre si este amplio movimiento podrá ofrecer una vía viable y justa de cara al futuro.
Frente a la actualidad desafiante, hay que mantenerse organizados y optimistas. “Lo bueno es que la gente conserve la esperanza todavía”, afirma de Faiz, resaltando la importancia de seguir construyendo organización social contra las adversidades, a medida que los jubilados continúan su lucha por un futuro más equitativo y digno para todos.