Buenos Aires se prepara para un carnaval multitudinario y extendido en 2025

Buenos Aires se prepara para un carnaval multitudinario y extendido en 2025

Buenos Aires está a punto de celebrar su carnaval de 2025 y la ciudad se prepara para un evento excepcionalmente extenso y festivo. Felipe Ficina, delegado de las Murgas porteñas, confirmó que este año se desplegarán 20 corzos por los barrios de la ciudad, destacando que “este año tiene esta particularidad de que tiene 12 noches el carnaval. Es extenso y no ocurre solo en febrero.” Esto marca la diferencia respecto a años anteriores, subrayando que no es solo el carnaval más largo en la historia reciente de la ciudad, sino posiblemente el más diverso.

El contexto de esta celebración viene precedido por una sostenida negociación con el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que en más de una ocasión intentó concentrar los festejos en un espacio más controlado que podría recibir el nombre de “corzódromo”. Ficina rememoró “la intención de crear una especie de zambódromo para contener todo el murguerío”, pero resaltó que esa idea fue desestimada gracias al firme rechazo tanto de las murgas como de los vecinos.

La propuesta original de las murgas era clara: mantener un “carnaval descentralizado y por barrio, no unificado en un solo lugar”, y con este propósito se desarrollaron reuniones clave entre los delegados de las murgas y el gobierno porteño. El resultado es un cierre del carnaval en el autódromo de la ciudad, organizado solamente por el gobierno porteño, mientras que los tradicionales desfiles barriales seguirán su curso de manera independiente.

El tejido del carnaval porteño es complejo y se organiza de manera “tripartita, con las murgas, los organizadores de corzos y el gobierno de la ciudad.” Esta edición verá simultáneamente el evento en el autódromo, dirigido por el gobierno de la ciudad, y los corzos barriales disponibles en los distintos barrios. “Cada vecino y vecina en su barrio tendrá su corzo”, aseguró Ficina, garantizando la esencia del carnaval que ha caracterizado a Buenos Aires durante más de un siglo.

A pesar de recibir solo una versión acotada de lo que las murgas proponían originalmente, el balance sigue siendo positivo: “tenemos cinco corzos más que el año pasado”, lo que es un avance significativo considerando que “veníamos de un año en el que se recortaron algunos corzos”. Esta recuperación de espacios barriales es vista como una victoria en un contexto donde “todo el tiempo se están recortando derechos.”

Sin embargo, no todo es positivo. Ficina también se declaró en deuda respecto a la gestión organizativa, señalando que aún se opera con plazos breves para preparar los eventos: “terminamos otra vez con los tiempos a muy corto plazo.” Organizar un corzo implica una variedad de requisitos legales y documentales que requieren más previsión de la que actualmente se ofrece.

Felipe Ficina también subrayó el interés de las murgas por participar activamente en cualquier evento de carnaval que se organice, ya que ven a las fiestas como una oportunidad de reforzar el espíritu colectivo y tradicional. Describió que “a nosotros nos gustaría tener seguridad muchísimo tiempo antes para que el corcero se pueda preparar con tiempo.”

Por último, para aquellos ciudadanos deseosos de sumergirse en el bullicio y la cultura del carnaval, Ficina instó a visitar el sitio: “busquen Carnaval en los Barrios, y van a encontrar todos los pictures de los barrios, los días que se hace, cuándo y dónde”, asegurando así que todos los residentes y visitantes tengan acceso a la programación detallada y puedan disfrutar de los vibrantes festejos porteños.

Buenos Aires, con su espíritu festivo inagotable, está lista para una edición del carnaval que, según parece, será inolvidable. Con un notable incremento en el número de corzos y noches de celebración, los habitantes de la ciudad podrán disfrutar nuevamente del color y la música de sus barrios, festejando la cultura local en toda su gloria a pesar de los desafíos enfrentados. Un carnaval que promete ser no solo un grito de alegría, sino un golpe de perseverancia cultural y comunitaria.