Un Legado de Memoria: Museo Dedicado a Norita Cortiñas en la Villa 31

Un Legado de Memoria: Museo Dedicado a Norita Cortiñas en la Villa 31

Norita Cortiñas, una de las madres de Plaza de Mayo, dejó un legado imborrable antes de su partida en 2022. “Festejamos el cumpleaños número 95 de Norita, sin por supuesto su presencia física, porque nos ha dejado este plano el año pasado”, comenta Eva González, profesora y poeta que estuvo presente en la inauguración del museo en la villa. Este espacio no es un museo tradicional sino uno “muy activo de Norita”, donde los recuerdos son tan vívidos como las luchas que emprendió en vida.

El museo destaca no solo por su ubicación, siendo uno de los primeros de su tipo en una villa, sino también por el contenido que en él se expone. Los visitantes pueden encontrar objetos personales de Norita, como sus icónicas sandalias, que reflejan su constante caminar al frente de las manifestaciones. “A mí me impresionó muchísimo, porque las cosas que dejan huella, ¿no?”, dice González, destacando el simbolismo detrás de estos artículos.

El lugar también alberga una muestra fotográfica extensa, con imágenes de sus participaciones en protestas y eventos, tanto en Argentina como a nivel internacional. “Hay una muestra fotográfica impresionante”, comparte González, mencionando la contribución de fotógrafos como Gabriela Olitesta y Paula Bernarde. Se trata de un valioso archivo visual que captura el impacto de Norita en diversas causas sociales.

Uno de los rincones del museo rinde tributo al Norita Fútbol Club, un equipo feminista que, según González, interrumpía sus partidos para sintonizar las transmisiones de sus juegos. Un detalle que habla del apoyo inquebrantable que Norita tenía por las causas feministas y la equidad de género, este espacio ilustra cómo su legado trasciende más allá de la lucha por los Derechos Humanos.

Norita fue muy querida y respetada en la Villa 31, donde su hijo Gustavo Cortiñas comenzó a militar y donde existe un comedor en su nombre. “Ella siempre estuvo presente en todos los reclamos de La Garganta”, recuerda González, aludiendo a la organización La Garganta Poderosa, que hoy lleva adelante el museo. Este acto de memoria se configuró no tanto como un festejo convencional, sino como una conmemoración de la vida y obra de Norita.

El compromiso de Norita transcendido el tiempo, incluso en sus días finales, ya que participó activamente durante la pandemia, buscando mantenerse conectada y presente en las luchas a través de entrevistas virtuales. “En la pandemia se hizo presente a través de diferentes entrevistas… y estuvo presente en todos los reclamos”, menciona González, subrayando su incansable labor de visibilización y resistencia.

El anuncio reciente del gobierno sobre la desclasificación de archivos de la dictadura no pasa desapercibido en este contexto. González comparte un escepticismo general, afirmando que es “un anuncio sin basamento”, debido al despido de personal profesional clave para realizar esta tarea. Tampoco se especifica qué material concreto se planea desclasificar, lo que genera desconfianza entre aquellos que llevan adelante la lucha por la memoria.

La inauguración del museo no solo evoca la memoria de Norita, sino que también refleja un momento de unión en la Plaza de Mayo este 24 de marzo; una convergencia de diversas fuerzas y asociaciones comprometidas con garantizar que los horrores de la dictadura no se repitan. “Vi por primera vez en tantos años… una plaza donde se unieron las diferentes fuerzas”, reflexiona González sobre el evento reciente que continúa manteniendo viva la llama de la resistencia aún en tiempos turbulentos.

Este nuevo espacio comunitario en la Villa 31 es mucho más que un homenaje; es un símbolo de lucha, de memoria, y de un compromiso imperecedero con la justicia social. Norita Cortiñas nos deja una enseñanza invaluable de cómo la perseverancia y la unidad pueden cambiar historias, incluso en el silencio, insistiendo “con los 30.000 desaparecidos presentes ahora y siempre”, como ella y tantas otras madres lo han clamado por décadas.

El museo en la Villa 31 se erige como un faro de esperanza, resistencia y como testimonio del poder del pueblo para mantener la memoria viva una generación tras otra. Es un espacio hecho no solo para recordar a Norita, sino para seguir sus pasos en cada acto de disidencia que defiende la dignidad y los derechos humanos de cada individuo. Aquí, su legado persiste, recordándonos que la verdadera justicia solo será alcanzada cuando las cicatrices del pasado sean curadas a través de la verdad y el reconocimiento.