El metrodelegado Cristian Paletti ha sido portavoz de las críticas y demandas de los trabajadores del subte. Según Paletti, “uno de los reclamos es que arbitrariamente la empresa de MOBA y también el gobierno de la ciudad, ha descontado alrededor de entre 15 y 20 días, prácticamente un sueldo entero, a centenas de trabajadores del subte”. Este acto, tildado de arbitrario y dirigido contra aquellos que han alzado la voz en defensa de sus derechos y condiciones laborales, representa solo un aspecto de la lucha que encaran día a día.
Sin embargo, el principal motivo del paro se centra en una preocupación mucho más grave: la exposición al asbesto, una sustancia cancerígena que ha estado presente en las formaciones y talleres del subte. Este material aislante, ampliamente utilizado durante décadas en la industria por sus propiedades, es ahora conocido por su capacidad para provocar enfermedades pulmonares graves y mortales. Paletti detalla una triste realidad al afirmar que, “que venimos luchando ante la contaminación ambiental, la polución ambiental, y entre ellos, el particular asbesto que contamina nuestros pulmones. Tenemos 5 trabajadores que han contraído cáncer, 3 han fallecido, y casi una centena de trabajadores que tienen inflamación de pléruga, producto de la exposición de asbesto”.
Estos datos no solo reflejan una crisis de salud laboral, sino una tragedia humana que no puede ser ignorada. La contaminación por asbesto es un problema profundo que no solo afecta a los trabajadores directamente involucrados con el manejo de las formaciones, sino que también representa un peligro potencial para los miles de pasajeros que diariamente utilizan el subte como medio de transporte.
La falta de acción para abordar la presencia de asbesto y otras preocupaciones laborales no solo pone en riesgo la vida de los trabajadores, sino que también echa por tierra su lucha por una negociación salarial justa en un contexto económico adverso. El metrodelegado Paletti subraya: “Esto se ve agravado porque hace 3 meses, uno está convocando a la discusión paritaria, en un cuadro hiperinflacionario.” En un país donde la inflación es una preocupación constante, la negación de una discusión abierta y equitativa sobre salarios es una fuente adicional de tensión y descontento entre los trabajadores.
Mientras los paros continúan, el llamado de atención ha sido claro y contundente. Los trabajadores del subte, a través de sus representantes, exigen “la eliminación del asbesto en formaciones y talleres, además de la reapertura de paritarias”. Estas demandas no son meros caprichos, sino necesidades urgentes que buscan garantizar que aquellos que operan una de las redes de transporte más cruciales de la ciudad, lo hagan bajo condiciones justas y seguras.
La situación actual resalta la necesidad de un diálogo efectivo entre los trabajadores, las autoridades del subte y el gobierno de la ciudad. La historia ha demostrado que las políticas de negación y retraso solo conducen a conflictos prolongados y agravamiento de las condiciones laborales. Una solución debe centrarse en un enfoque de salud y seguridad pública que priorice la vida de aquellos que se encuentran bajo estas condiciones, mientras se establecen bases sólidas para la discusión y resolución de conflictos laborales.
Los pasajeros, pese a las molestias que pueden representar los paros, son cada vez más conscientes de las luchas y sacrificios que enfrentan los trabajadores del subte. Solidarizarse con su causa puede parecer, para algunos, una elección difícil en el frenesí diario, pero es fundamental reconocer que la lucha por condiciones laborales seguras y justas es una lucha que nos afecta a todos en sociedad.
El destino de los trabajadores del subte en este conflicto, y más allá, está en el equilibrio que se logre entre la protección de la salud pública y el respeto por los derechos laborales. La eliminación del asbesto y la reapertura de paritarias no son solo demandas justas, son la base de un subte seguro y eficiente para todos.