La escena teatral de Buenos Aires siempre ha sido un hervidero de innovación y riesgo artístico, y una de sus propuestas más audaces en la actualidad es “Captura de Aves Silvestres” del Grupo Baza Menta. Representada en el icónico espacio de El Camarín de las Musas, esta obra no es simplemente una representación, sino una inmersión profunda en un mundo de experimentación y emocionalidad viva. Ignacio Torres, director y miembro del grupo, aporta su perspectiva única para desentrañar el fenómeno cautivador de esta producción.
“Nosotros somos un grupo que llevamos 11 años trabajando juntos”, comenta Torres, refiriéndose a sus comienzos como egresados de la Escuela Metropolitana de Arte y Dramático. Este colectivo se caracteriza por su enfoque en la autorización del teatro como laboratorio de exploración artística. “La premisa fue capturar un ave silvestre… captar la esencia”, dice Torres. A través de estas metáforas, la obra ofrece una experiencia que es singular cada noche, a menudo transformándose con la participación activa del público, conforme comentan los espectadores que responden al llamado del espectáculo acudiendo una y otra vez.
La obra se destaca por su estructura no lineal que desafía las convenciones narrativas tradicionales. “No está todo masticado”, señala Torres. El público debe abrirse a una experiencia donde la sorpresa y el descubrimiento son constantes, aportando frescura a un paisaje teatral repleto de ofertas más convencionales. Esta dinámica reflexiva y experimental en parte explica la creciente popularidad de la obra, con localidades frecuentemente agotadas.
El trabajo en “Captura de Aves Silvestres” se distingue por su robusta intensidad vocal y física. Este rigor se alcanza a través de la colaboración con profesionales de renombre como Lili Rossi, entrenadora vocal y cantante, y Pablo Castronovo, un destacado bailarín y entrenador corporal. “Nos metimos… a hacerlo con mucha seriedad y con mucha verdad”, afirma el director, destacando la dedicación del elenco integrado por actores como Natalica Bovianco y Matías Corradino. Los resultados son visibles en una representación muy física que combina poesía y fuerza en un movimiento resonante con las notas de la creación colectiva.
La obra inicialmente fue concebida bajo una compleja investigación sobre las aves, buscando representar no solo su canto y vuelo, sino también provocar una reflexión sobre su relación con lo humano. “Al principio, los ensayos consistieron en investigar aves”, recuerda Torres. Este enfoque dio lugar a una serie de escenas que, sumadas a la intervención del público, permiten que “Captura de Aves Silvestres” sea mucho más que un producto final, sino un viaje en constante evolución.
En cuanto a por qué esta obra conecta de manera tan potente, Torres se encoge de hombros ante el misterio pero ofrece algunas sugerencias. “La gente va a ver una obra que está viva… esos actores están en carne viva, que están en presente”, sostiene, articulando la experiencia del teatro como un acto de presencia que resuena y conmueve a sus espectadores.
Reconociendo la atmósfera casi mágica de la performance, destaca momentos de poética consciente en el texto y en la ejecución física. El misterio y la ambigüedad desempeñan un papel crucial: “Mientras te estoy gritando algo, te estoy diciendo al oído otra cosa”, un paralelismo que invita al público a absorber la multiplicidad de interpretaciones que surgen de esta lírica teatral.
En conclusión, “Captura de Aves Silvestres” no es simplemente una obra que pasa por el circuito teatral de la ciudad; es una experiencia. Una que desafía a la audiencia a participar activamente en su evolución, una que requiere la apertura a lo inesperado y deja en el espectador más preguntas que respuestas. En el teatro contemporáneo de Buenos Aires, quizás ninguna otra propuesta abrace el arte vivo con la misma intensidad y compromiso que lo hace el Grupo Baza Menta. Y como tal, es una representación que no deben dejar pasar aquellos dispuestos a dejarse cautivar por lo imprevisto.
