“Chongo Triste” Encandila en la Ciudad de Buenos Aires

“Chongo Triste” Encandila en la Ciudad de Buenos Aires

Desde el pasado 15 de octubre hasta el 4 de diciembre, la Sala Orestes Caviglia es el escenario de una de las obras más comentadas de la temporada, “Chongo Triste”. Dirigida y escrita por el talentoso Antonio Villa, esta pieza teatral ha captado la atención por su audaz puesta en escena y por contar con un elenco sobresaliente liderado por Sergio Boris, Gonzalo Burren, Micaela Herrera y Christian Jensen.

La obra, que recibe a espectadores de jueves a domingo a las 21, propone un viaje introspectivo a través de sus complejos personajes y situaciones, que plantean desafíos tanto al elenco como a la audiencia. Según Sergio Boris, uno de los protagonistas, la interacción constante con el público ofrece una oportunidad única para la evolución continua de la obra. “Aparece también la mirada del público, y eso te da también una constatación permanente”, menciona, subrayando cómo cada presentación se convierte en una suerte de ensayo en vivo donde se ajustan y evolucionan las interpretaciones.

Un aspecto relevante que distingue a “Chongo Triste” es su inusual bienvenida escénica. Al entrar en la sala, los espectadores pasan por detrás del escenario, encontrando una pieza escultórica que establece un tono casi surreal para la obra. “Nos ve a nosotros, a los tres actores y a la trombonista, que estamos ahí”, describe Boris, quien desde antes del inicio formal ya está presente en el escenario en un atuendo y entorno peculiares, preconizando el tipo de trama que se desencadenará.

La historia se centra en Aníbal, un escritor desencantado que protagoniza una doble vida en un hotel en Mendoza. En este espacio íntimo y casi claustrofóbico, se despliega una narrativa atravesada por el deseo, la traición y los dilemas humanos. Sobre su personaje, Sergio Boris explica: “Mi personaje es Aníbal, alguien que supuestamente está casado y tiene un hijo con problemas neurológicos”. Este entorno es compartido con Kevin, un joven amante de 25 años, describiendo así una vida llena de complicaciones e intersecciones personales que desafían a los personajes.

Uno de los temas recurrentes en la obra es la exploración del cuerpo y la figura del deseo, algo que se percibe palpablemente en la interpretación actoral. “Se produce mucho una reflexión entre las funciones, y hay cambios, y hay modificaciones de cosas”, comenta Boris sobre el proceso creativo en curso que caracteriza a la obra.

Dentro de la puesta, además de lo visual, el texto juega un papel crucial. Antonio Villa, además de dirigir, participa en un intenso proceso de desarrollo del guion junto a los actores, permitiendo que el texto sea dinámico, adaptándose a la vivencia de cada función. “El texto es modificado constantemente, en función siempre del relato teatral”, añade Boris, evidenciando el carácter vivo y mutable de la obra que se caracteriza por optimizar la conexión humana en cada línea y gesto.

Al abordar cómo construyó a Aníbal, Boris profundiza en el estado emocional y físico del personaje: “Está como en un quiebre en la relación con Kevin […] ahí está el erotismo, pero muy ya quebrado”. Aunque enfrentado a un posible cierre de ciclo, el deseo sigue presente, en un lenguaje corporal que trasciende el guion y se inserta en el drama escénico sin ser rígidamente explicitado, un testamento al enfoque estético y metódico de la producción.

“Chongo Triste” se despliega también en una afiliación con lo onírico y a la vez perturbador. Los elementos físicos del espacio, como una bañera llena de hielo o un sillón inusitado, no sólo enriquecen la atmósfera, sino que intensifican las metáforas subyacentes. Sergio Boris destaca cómo el espacio físico y escenográfico adquiere un rol casi independiente: “El bidet con hielo y champaña, el sillón inclinado con los libros… uno podría decir, es posible que un hotel en Mendoza sea así”.

Finalmente, en conversación sobre el vestuario, Boris revela lo que fue un descubrimiento personal en el carácter transformador de su papel. Su contacto con el mundo del fetichismo y el sado le permitió explorar nuevas dimensiones de actuación, proporcionando así una ventana a un universo paralelo del cual, antes de la obra, no era consciente. “Fue todo un descubrimiento y un proceso también de aprendizaje, muy interesante desde lo actoral”, admite, subrayando el impacto enriquecedor de asumir roles que escapan de nuestra zona de confort.

De aquí al 4 de diciembre, el Teatro Nacional Cervantes abre sus puertas a una experiencia teatral que no es convencional. Con un equipo que desafía las normas, “Chongo Triste” invita a sus espectadores a cuestionar las dinámicas relacionales, los secretos íntimos y la superposición de vidas, todo bajo la cubierta de una narrativa potente que se realiza tan magníficamente en el contexto contrastante de su sala de actuación. Alienta a los porteños y visitantes a que vayan a vivir esta provocadora y provocativa pieza del arte escénico contemporáneo.

Los boletos pueden adquirirse de miércoles a domingo en la taquilla del Teatro Libertad 815, entre las 10 y las 21. Sin duda, es una oportunidad única para sumergirse en una pieza teatral contemporánea que desafía, empapa y se aferra al espectador mucho después de que las luces del teatro se apagan.