Eva Rojas, hermana mayor de María de la Paz Cerruti, compartió el angustiante y prolongado calvario que su familia ha atravesado desde la detención de su hermana en la protesta contra la Ley Bases. El relato de Eva no solo revela las dificultades y el sufrimiento emocional, sino que también pone en evidencia las profundas fallas en el sistema judicial y policial argentino.
La Detención Arbitraria
El miércoles pasado, María de la Paz Cerruti fue una más de los ciudadanos que se manifestaron en las inmediaciones del Congreso de la Nación. El panorama se volvió sombrío cuando, de manera inesperada, la policía comenzó a realizar arrestos indiscriminados entre los manifestantes. Según Eva, su hermana pasó casi una semana en prisión bajo acusaciones sin fundamento, sin pruebas y, como ella misma describe, en un proceso “tiradísimo de los pelos”.
La intervención del juez Servini de Cubría y el fiscal Stornelli complicaron aún más la situación, extendiendo el drama que la familia tenía que enfrentar. La falta de acceso a herramientas judiciales por parte de los abogados debido a la demora en la subida de información a la plataforma judicial sólo intensificó la sensación de impotencia y frustración.
El Proceso Judicial y la Falta de Transparencia
Eva resalta lo anticonstitucional e ilegal del procedimiento, señalando que hasta las 4:30 de la tarde anterior a una concentración en Plaza de Mayo, no había información disponible en la plataforma judicial. Esta falta de transparencia imposibilitó que los abogados de los detenidos pudieran actuar efectiva y adecuadamente, dejándolos sin las herramientas necesarias para proceder con la defensa.
La denuncia que Eva comparte sobre el impedimento del acceso a la información no solo afecta a la defensa de los detenidos, sino que también cuestiona la propia legitimidad del proceso judicial. Este bloqueo es, según Rojas, una táctica utilizada para dificultar la labor de los abogados y mantener a los detenidos en una posición vulnerable.
Maltratos y Vejámenes
Uno de los puntos más alarmantes del relato de Eva Rojas es el trato que los detenidos recibieron tanto en la comisaría como luego en la prisión. Describió cómo las mujeres, incluido su hermana, pasaron cerca de 20 horas esposadas en el piso de la comisaría. Para colmo, un comisario tuvo la desfachatez de minimizar la situación, describiendo el martirio al que estaban siendo sometidas como un “picnic”.
Estas acciones no solo son una violación de los derechos humanos básicos, sino que también reflejan una intención clara de sembrar miedo entre los ciudadanos que desean ejercer su derecho a protestar. Los malos tratos y la brutalidad policial, tanto a vista pública como dentro de las instituciones, son preocupantes indicadores de un sistema que pareciera estar más interesado en reprimir que en proteger.
La Comunicación Interrumpida
Eva también detalló cómo la última vez que logró hablar con su hermana por teléfono, la comunicación fue abruptamente cortada. Las autoridades no proveyeron ninguna explicación, simplemente ordenaron a María de la Paz que “largara el teléfono”, demostrando una vez más un desprecio flagrante por los derechos y el bienestar de los detenidos.
Esta interrupción sin justificación no solo agravó la ansiedad de la familia, sino que también realza la falta de transparencia y el abuso de poder dentro de los mecanismos judiciales y penitenciarios.
Expectativas y una Justicia en Entredicho
La liberación de María de la Paz Cerruti y posiblemente de otros detenidos, aunque parece cercana, está envuelta en un aura de incertidumbre. Eva menciona que aunque algunas liberadas pueden tener falta de mérito, la familia sigue con cautela hasta conocer los detalles cuando lleguen a Ezeiza. En medio de la incertidumbre, persiste el miedo a la recaptura, sobre todo ante declaraciones del fiscal Stornelli, quien mencionó la posibilidad de solicitar nuevas órdenes de arresto.
El deseo de la familia es claro: buscan el sobreseimiento definitivo de todos los detenidos injustamente. Sin embargo, la arbitrariedad y la falta de claridad en el proceso judicial siguen siendo una nube oscura sobre sus cabezas.
Reflexiones Finales
El calvario de María de la Paz Cerruti y su familia pone de manifiesto no solo el abuso de poder y las arbitrariedades dentro del sistema judicial argentino, sino también un preocupante intento de criminalizar la protesta social. En una democracia, el derecho a manifestarse es fundamental, y la respuesta de las autoridades debería estar orientada a proteger a los ciudadanos, no a reprimirlos.
El apoyo de la comunidad y la solidaridad mostrada hacia estas familias son cruciales, ya que revelan que, pese a la represión, existe una conciencia colectiva que busca justicia y transparencia. La historia de María de la Paz Cerruti y su familia es un sombrío recordatorio de que la lucha por los derechos fundamentales continúa y que la vigilancia ciudadana sobre las instituciones es más necesaria que nunca.