La obra se sitúa en un hotel de la provincia de Mendoza y aborda temas complejos como el amor clandestino, la discapacidad y el deseo. Sergio Boris, quien personifica a Aníbal, un escritor en decadencia con una vida doble, comparte algunos aspectos del montaje escénico y el desarrollo de su personaje en una reciente entrevista.
“Siempre es más fértil para la actuación que sea negativo y no positivo, no bueno”, expresa Sergio Boris al referirse a los personajes de “Chongo Triste”. Esta obra se adentra en lo más oscuro del ser humano, mostrando personajes llenos de aristas y complejidades que ofrecen un terreno fértil para la interpretación actoral. En un espacio donde la narrativa teatral cobra vida, el lenguaje textual es constantemente adaptado y refinado a través del proceso de actuación en vivo, dejando que las funciones se conviertan, en palabras de Boris, en “ensayos, pero ahora con público”.
En la conversación, Boris desvela cómo la atmósfera del Teatro Cervantes contrasta de manera efectiva con el mundo interior que la obra intenta construir: “Un hotel modernoso de Mendoza, y a su vez hay algo de lo artificioso del espacio, el bidet con hielo y champán, el sillón inclinado con los libros… algo medio linchiano”. Esta escenografía peculiar, junto con la entrada al teatro por detrás de la escenografía y el impacto de una pieza escultórica, preparan al espectador para un viaje que desafía la realidad y las expectativas.
La historia pivota sobre Aníbal, en un frágil equilibrio entre su amor clandestino con un joven de 25 años llamado Kevin y su vida familiar que queda al margen, excepto por un hijo con problemas neurológicos. “Estoy ahí con Kevin, que es un amor clandestino, digamos, un amor paralelo, una vida doble que tiene mi personaje”, detalla Boris sobre el conflicto central que da vida a su actuación.
Esto es ampliado por el elemento erótico y la exploración de los cuerpos, el deseo y las relaciones humanas complejas. La presencia de una trombonista en escena añade una capa más de riqueza sensorial mientras lo sonoro se entrelaza con lo escénico, complementado por la dirección musical de Nicolás, dándole a la obra una “musicalidad” casi esencial.
Además de la puesta en escena y la emotiva trama, la obra se distingue por la capacidad de adaptación del texto durante las representaciones. Sergio Boris explica el constante intercambio creativo entre los actores y el director, Antonio Villa, modificando la obra según las necesidades de la actuación y las reacciones del público. “El texto es modificado constantemente, en función siempre del relato teatral, de la actuación, de lo que sucede ahí”, aclara Boris.
El proceso de dar vida a “Chongo Triste” es un descubrimiento continuo para los actores y, como describe Boris, incluso lo llevó a explorar nuevas áreas de actuación, tanto física como emocionalmente, al incluir en el vestuario elementos del mundo del sado. “Fue un descubrimiento, sí, sí, sí, unos trajes del mundo sado… Fue todo un descubrimiento y un proceso también de aprendizaje, muy interesante desde lo actoral también”, manifiesta sobre su experiencia con el vestuario.
A pesar de lo ominoso de algunos de sus temas, durante la entrevista, Boris también toca la poesía subyacente que permea la obra. “Es una obra muy oscura, pero también muy poética en algunos sentidos”, señala, apuntando a un balance entre la pesadez del drama y los destellos de belleza que el texto de Antonio Villa evoca.
Chongo Triste es, en definitiva, una exploración valiente e intensa de la irreconciliable dualidad de nuestras vidas, presentada en un entorno escénico que invita al espectador a convertirse en parte del mundo creado para ellos. Para aquellos que se encuentran en Buenos Aires durante los próximos meses, esta es una oportunidad única para sumergirse en una realidad teatral que desafía, conmueve y sorprende.
La cita con Chongo Triste es en el Teatro Nacional Cervantes, un espacio donde lo clásico se encuentra con lo contemporáneo, ofreciendo funciones de jueves a domingo a partir de las 21 horas. Quienes deseen asistir, pueden adquirir sus entradas en la boletería del teatro, situada en Libertad 815, en un horario amplio que abarca de miércoles a domingo desde las 10 hasta las 21 horas.
