Argentina vive cada diciembre con una mezcla de celebración y reflexión; el mes simboliza no solo la democracia conseguida hace décadas, sino también un periodo de convulsión histórica, especialmente recordado por los impactantes sucesos de diciembre de 2001. Al respecto, Leandro Gorini, integrante de la agrupación Gastón Riva y organizador de la proyección del documental, define “Maelström 2001” como una pieza absolutamente necesaria: “Es un documental muy fuerte, pero muy interesante y muy necesario de ver, no sólo para recordar lo que pasó el 20 de diciembre del 2001, una historia reciente, sino para saber quiénes fueron los responsables”.
La película se estructura a partir de una minuciosa investigación, encargada por la Fiscalía en la causa por los asesinatos del 20 de diciembre de 2001. Estos homicidios ocurrieron en el microcentro y fueron captados, sin intención previa, por cámaras de seguridad policiales y otras cámaras de entidades que registraron todos los eventos violentos que sucedieron en las calles porteñas. Lo impresionante de este documental es su enfoque novedoso y riguroso: se utilizó un método científico para rastrear y reconstruir los eventos de aquel fatídico día. Según Gorini, “un científico del Conicet desarrolla una especie de línea de tiempo y espacio para poder saber, para tener una identificación precisa de lo que pasó, dónde pasó y cómo pasó”. Hay una credibilidad que sólo la tecnología y el análisis detallado pueden ofrecer, y en este caso, se vuelve un recurso crucial para entender los hechos desde un ángulo indiscutible.
El trabajo de este científico, a quien Leandro menciona como clave en el documental, logró componer una suerte de panóptico con “cientos de imágenes de cámaras en simultáneo, calculando el tiempo, el lugar, el ángulo, y armando un rompecabezas” que ayuda a construir una narrativa clara y concluyente de lo ocurrido. Esta metodología no solo sirve al propósito de recordar, sino también al de enjuiciar: “El documental trata de los responsables directos, para los que tiraban del gatillo”, asegura Gorini. Es una obra destinada a señalar a aquellos que, de civil, participaron en acciones fatales bajo la coordinación estatal.
Lo que resalta es la frialdad de los hechos: como explica Gorini, durante la represión del 2001, “fue casi un comando de la muerte, un grupo de tareas que iban de civil y disparaban con balas de plomo, aunque después quisieran decir que no, que eran balas de goma”. Las imágenes junto con las municiones encontradas prueban lo contrario y el documental se convierte así en un testimonio crucial.
Este documental no solo se concentra en los verdugos materiales, sino que también atiende al entramado político que hizo posible la barbarie: “Las causas recientemente salieron condena para los responsables políticos de la jornada, pero las causas que se tratan en esta película es para los responsables directos”. Lo que aún queda pendiente es que todos los involucrados, a cualquier nivel, enfrenten las consecuencias de sus acciones.
Leandro Gorini también evoca el contexto histórico y político de aquellos días donde el país estalló en reclamos. En lo personal, recuerda la movilización popular vivida: “La gente estaba a punto caramelo para organizarse de formas alternativas. Yo creo que si nos encontraban más organizados, hubiéramos hecho la revolución”. Sin embargo, las semillas de esas organizaciones derivaron en cambios profundos en el panorama político del país. “También creo que gracias al gran impulso popular que generó la crisis de esa época, tuvo lugar el kirchnerismo”, afirma, reconociendo una conexión directa entre el despertar social de entonces y los cambios políticos subsecuentes.
Años después, y cuando el reflejo de esas jornadas aún sigue encendiendo memorias, “Maelström 2001” invita a la colectividad a revisitar lo que ocurrió desde un análisis frío, casi quirúrgico, pero necesario. Juan B. Justo 1959 es la dirección donde hoy quienes deseen recordar y reflexionar podrán congregarse. El Centro Cultural Matienzo abre sus puertas para convocar no solo a revisitar un documental, sino a encender de nuevo las chispas de un cambio que, aunque no definitivo en su momento, dejó una marca indeleble en la historia argentina.
En el espíritu de ese diciembre que dejó una huella, Gorini y la agrupación Gastón Riva invitan a que este tipo de análisis continúe replicándose en otras comunidades, llevando a “Maelström 2001” a otros escenarios, porque recordar es una forma de evitar la repetición de los errores del pasado. La proyección de esta noche es solo el inicio de este renovado ciclo de rememoración y justicia histórica.