El playón ferroviario de Colegiales, que consta de casi siete hectáreas, es un elemento esencial de la identidad del barrio. Sin embargo, en 2016 comenzaron a circular “rumores en el barrio que el playón se iba a vender, se iba a subastar”. Estas tierras nacionales, parte del patrimonio ferroviario, estaban bajo amenaza de ser vendidas en una serie de subastas impulsadas por un convenio entre la “Agencia de Bienes del Estado con el gobierno de la ciudad”. El proyecto original del ejecutivo contemplaba vender nueve lotes, pero solo cinco lograron ser subastados.
Adriana explicó que, ante esta situación, los vecinos no se quedaron de brazos cruzados sino que “nos pusimos a trabajar para presentar un proyecto de ley”, el cual fue formalizado como el Proyecto 3810, presentado en la legislatura. Este esfuerzo conjunto pedía la creación de un parque en la estación de Colegiales y se oponía a la venta de terrenos. Aunque inicialmente enfrentaron la aprobación de un masterplan urbanístico por parte del gobierno, la comunidad no se dio por vencida. “Nosotros no bajamos los brazos”, destacó Adriana, subrayando la perseverancia y tenacidad de los vecinos.
La batalla culminó en 2023, cuando presentaron un proyecto de ley para la rezonificación de los cuatro lotes restantes de 7,000 metros cuadrados como “urbanización parque”. Tras un recorrido por los despachos de legisladores de diferentes partidos, la propuesta fue finalmente incluida en “el proyecto de ley de ajustes al código”, según confirmó Adriana. Esto implica que ahora, aunque hay edificios en construcción en terrenos adyacentes, los lotes recuperados se destinarán exclusivamente a espacios verdes.
Este triunfo no solo representa una mejora ecológica para Colegiales, sino que también se extiende al cuidado integral del medio ambiente en la ciudad. “La generación de aire vía la fotosíntesis es para todos, los corredores para las aves”, enfatizó Adriana, argumentando que los beneficios de estos espacios verdes trascienden ampliamente el área inmediata. También abordó la importancia de la participación ciudadana, que aunque está consagrada en la constitución de la ciudad, a menudo se ve limitada por desconocimiento o desinterés.
“Cuesta mucho que los vecinos se acerquen, participen por múltiples factores”, indicó Adriana, señalando que pocos residentes están familiarizados con los medios a su disposición para influir en la gestión urbana, como los consejos consultivos. Este fenómeno subraya la necesidad constante de “seguir difundiendo” la existencia y función de estos órganos participativos.
Para Colegiales, a pesar del sabor agridulce provocado por las construcciones ya en marcha, esto es un importante logro que se traduce en espacios donde los residentes podrán disfrutar del aire libre y la naturaleza en medio del denso paisaje urbano. “Estamos festejando”, comentó Adriana, evidenciando la alegría y satisfacción de una comunidad que, contra todo pronóstico, ha defendido su derecho a contar con espacios verdes.
Este caso refleja no solo la importancia del activismo comunitario, sino también el impacto tangible que este puede tener en la configuración de las ciudades, marcando un ejemplo a seguir para otros barrios enfrentando desafíos similares. La lucha por espacios verdes en contextos urbanos es una tarea larga y ardua, que requiere organización, persistencia y un profundo compromiso con el bienestar de las generaciones futuras.
En resumen, los vecinos de Colegiales han demostrado que es posible promover cambios significativos a través de la acción colectiva y el uso eficaz de las herramientas democráticas a su disposición. Estos nuevos parques y plazas no solo embellecen el paisaje urbano, sino que también ofrecen un espacio donde comunidad y naturaleza pueden coexistir, beneficiando la calidad de vida de todos los habitantes de la ciudad de Buenos Aires.