Remada por la Soberanía: El Llamado desde Rosario por Nuestros Ríos

Remada por la Soberanía: El Llamado desde Rosario por Nuestros Ríos

Bal remarcó la inspiración de la iniciativa que zarpó desde Rosario: “Esta movida se inspiró en una anterior que se hizo desde Formosa hasta Rosario, remando también por el Paraná”. La activa participación de isleños del Paraná y pescadores artesanales forma parte de un movimiento más amplio, que aboga por la soberanía y la vida, un maridaje inseparable dado que “sin agua, no hay vida”.

La problemática detrás de esta remada es amplia, abarcando desde la administración del río hasta la injerencia de fuerzas extranjeras. Bal explica: “Ya con este gobierno que encabeza Javier Milei, la entrega es absoluta… ahora también tiene injerencia los marines de Estados Unidos, el Cuerpo de Ingenieros”. La referencia específica al Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos – responsables del Mississippi – se relaciona directamente con el llamado Proyecto Hidrovía.

La terminología misma se encuentra cargada de implicancias. Como aclara Bal, “en el vocabulario no existe la palabra Hidrovía”, trazando una línea directa hacia intereses corporativos que han diseñado esta narrativa fluvial. Mediante la remada, esta tensión entre soberanía nacional y control extranjero es visibilizada.

El trayecto fluvial que realizan los remeros, dirigido por Oscar Verón, un experto de la Dirección Nacional de Vías Navegables, ilustra tanto el recorrido geográfico como la amplitud del problema. Esto es expuesto con una claridad que requiere visibilización pública. “Estamos aprendiendo un montón de cosas”, menciona Bal, subrayando la falta de conocimiento general sobre estos factores que permanecen en la sombra de las educaciones básicas, aunque, según su criterio, son esenciales para entender nuestra propia geografía y las implicancias geopolíticas asociadas a ella.

En el contexto histórico, Bal cuestiona el relato oficial, destacando una perspectiva más crítica y completa. “Nos hacen festejar el Día de la Soberanía el 20 de noviembre”, observa, alejándonos del 4 de junio, fecha en que la Flota Anglo-Francesa reconoció la soberanía del Río de la Plata. Es esta manipulación del relato histórico lo que constituye una de las metas centrales de la movilización: reescribir la historia desde una óptica soberana y victoriosa, en contraposición a un sentido de derrota impuesta históricamente.

En términos pragmáticos y actuales, la problemática del río afecta sus peces, el desove y otros aspectos críticos para la vida ambiental. Bal presenta una imagen preocupante del futuro: trazar un canal de 44 pies de profundidad y 150 metros de ancho impactaría devastadoramente en los humedales y sedimentos del delta. “Vamos a llegar caminando a Montevideo”, ilustra dramáticamente la perspectiva de los sedimentos acumulados, señalando un camino alarmante hacia un verdadero “ecocidio”.

Al hablar de soberanía, Bal no solamente critica las acciones nacionales sino también la incoherencia en prácticas fluviales internacionales. La obligación de tocar Uruguay en el tránsito entre Bahía Blanca y Rosario, debido al desconectado cinturón fluvial y marítimo, remarca la falta de autosuficiencia y control argentino, económicos y estratégicos.

La remada, más que un acto deportivo, es un viaje de resistencia. Una declaración de intenciones que busca retornar la voz de quienes son directamente afectados por estas políticas. El momento cúlmine está planeado para el 23 de mayo en la Capital Federal, como parte de un llamado a las comunidades para levantarse y discutir sobre nuestro destino compartido.

Bal sintetiza esta dinámica con una dosis de optimismo y urgencia por el cambio: “Esperemos prontito seguir hablando”. La esperanza radica en que esta movilización genere una discusión continua que trascienda más allá de estas aguas. La remada por la soberanía es un recordatorio tangible de la importancia de prestar atención a la madre naturaleza, las fuerzas comerciales que tironean sobre ella y, por último pero no menos importante, el derecho inalienable de decidir sobre lo propio.

De este modo, la remada desde Rosario encarna tanto un símbolo de resistencia como un llamamiento a la conciencia colectiva sobre la importancia de defender nuestros ríos y, asimismo, nuestra soberanía nacional. A medida que se desplazan a lo largo de este importante trayecto, los remeros no solo desafían las corrientes del Paraná, sino también el rumbo de un debate político y económico que concierne a todos los ciudadanos.