En una era marcada por la crisis política y económica, cuando las estructuras tradicionales de representación parecieran desmoronarse, emergen espacios de participación ciudadana que buscan reactivar una democracia directa y horizontal. Así lo atestigua el resurgimiento de las asambleas barriales en la Ciudad de Buenos Aires, un fenómeno que no es nuevo pero que ha encontrado un nuevo impulso en estos tiempos turbulentos. Este renacimiento es el tema central de la conversación con María Eva Koutsoubitis, una incansable militante y activa participante en estas organizaciones de base. Un Renacimiento de las Asambleas El resurgimiento de las asambleas barriales en Buenos Aires no es una sorpresa para aquellos que han seguido de cerca la tradición participatoria de la ciudad. Este modelo organizativo, que remonta a las crisis de 2001, parece estar ganando nueva vida en respuesta a los retos actuales, tales como la megainflación, los tarifazos, la pérdida de empleo y la brutalidad del ajuste económico. “En la ciudad se conformó un espacio de articulación de las distintas asambleas barriales, que se llama simplemente ‘Asambleas’,” explica Koutsoubitis. Este espacio se formó en un cacerolazo en Parque Rivadavia el 30 de diciembre y rápidamente ha ganado tracción. Los llamados “miércoles de ruidazos”…
En una era marcada por la crisis política y económica, cuando las estructuras tradicionales de representación parecieran desmoronarse, emergen espacios de participación ciudadana que buscan reactivar una democracia directa y horizontal. Así lo atestigua el resurgimiento de las asambleas barriales en la Ciudad de Buenos Aires, un fenómeno que no es nuevo pero que ha encontrado un nuevo impulso en estos tiempos turbulentos. Este renacimiento es el tema central de la conversación con María Eva Koutsoubitis, una incansable militante y activa participante en estas organizaciones de base.
Un Renacimiento de las Asambleas
El resurgimiento de las asambleas barriales en Buenos Aires no es una sorpresa para aquellos que han seguido de cerca la tradición participatoria de la ciudad. Este modelo organizativo, que remonta a las crisis de 2001, parece estar ganando nueva vida en respuesta a los retos actuales, tales como la megainflación, los tarifazos, la pérdida de empleo y la brutalidad del ajuste económico.
“En la ciudad se conformó un espacio de articulación de las distintas asambleas barriales, que se llama simplemente ‘Asambleas’,” explica Koutsoubitis. Este espacio se formó en un cacerolazo en Parque Rivadavia el 30 de diciembre y rápidamente ha ganado tracción. Los llamados “miércoles de ruidazos” han visto la participación de más de 30 asambleas barriales que no solo se dedican a hacer ruido, sino también a organizar asambleas y a realizar volanteadas para informar y movilizar a más personas.
La reunión más reciente de este colectivo tuvo lugar el 13 de enero en el Mástil de Parque Centenario, un sitio emblemático para las asambleas barriales, donde participaron más de 500 personas. Aquí se tomó la decisión trascendental de movilizar una columna independiente el 24 de enero con las consignas “No al DNU,” “No a la ley ómnibus,” y “No al protocolo antiprotesta.”
Una Democratización Necesaria
El enfoque asambleario no solo constituye una contestación antiestablishment, sino también una revitalización democrática en un contexto de descontento y crisis de representación política. Koutsoubitis resalta: “No se trata solamente de resistir. Las asambleas proponen una lógica mucho más democrática de construcción política. Ha sido servirse de la participación horizontal y próxima para territorializar la práctica política en cada barrio.”
Este es un punto importante. Las asambleas brindan una plataforma a sectores de la ciudadanía frecuentemente olvidados o ignorados por el sistema de representaciones tradicionales, incluyendo las y los vecinos que se movilizan por causas tan variadas como la defensa del medio ambiente, el acceso a espacios públicos no enrejados y la resistencia contra la construcción descontrolada.
Es un contraste directo con otros tipos de liderazgo que confunden la política con la gestión empresarial, al estilo del reciente gobierno de Mauricio Macri, y más recientemente, con la administración de mi ley y Jorge Macri. En un tiempo donde muchas veces se siente que el poder se concentra más, las asambleas ofrecen un contrapeso significativo.
Una Lucha con Agenda Propia
El espacio no es meramente reactivo, sino proactivo. Al discutir sobre futuros planes de acción y organización, las asambleas buscan ofrecer sus propias soluciones a los problemas que enfrentan los residentes de la ciudad. Por ejemplo, la Asamblea de Barrios Históricos Vivos en San Telmo ha sido vocal sobre el proceso de turistificación que sufren los barrios antiguos de Buenos Aires, un tema crucial para el mantenimiento del tejido urbano residencial.
Además, el episodio del paro y la movilización del 24 de enero y la reunión subsiguiente del 27 de enero en Parque Centenario a las 6 de la tarde refleja un claro llamado a la acción concertada. Estas intersecciones de protestas puntuales y discusiones periódicas constituyen, en palabras de Koutsoubitis, un “punto de inflexión,” un momento crucial que define los próximos pasos.
Una Esperanza Democrática
La magnitud de la participación en estos eventos, sumada a la vitalidad de las reuniones semanales y quincenales, indica que hay una fuerza subterránea que se opone a la desolación y la indiferencia. “Estamos en un momento de tanta desolación que, sin embargo, es esperanzador debido a esa gran vitalidad democrática que se traduce en las asambleas,” sostiene Koutsoubitis.
Finalmente, el rol crucial de las asambleas barriales está en su capacidad para catalizar una acción colectiva y reconocer la diversidad de voces que conforman una verdadera democracia. En tiempos donde la centralización del poder y la violencia institucional parecen predominar, estos espacios barriales no solo resisten sino que proponen una alternativa basada en la participación directa y el compromiso comunitario.
Lo que sucede a partir de ahora es crucial. Este renacimiento de las asambleas ofrece una chispa de esperanza en medio de una oscuridad política y económica. Con reuniones continuas y una agenda clara que se discute y se organiza a nivel micro y macro, estas asambleas demuestran que la democracia, cuando es verdaderamente participativa, está lejos de ser una causa perdida.