Clima de Represión y Desinformación Sacude a la Ciudad de Buenos Aires

Clima de Represión y Desinformación Sacude a la Ciudad de Buenos Aires

En sus declaraciones, Teszkiewicz destaca el análisis de Freedom House, una organización norteamericana que mide anualmente el estado de las libertades civiles y políticas a nivel global. En su informe más reciente, la organización señala un deterioro continuo durante 39 años consecutivos en estas libertades. “En nuestro país, esto se ha recrudecido de una manera terrible desde la asunción del actual gobierno de Javier Milei”, advierte Teszkiewicz, subrayando el caso paradigmático de Cristina Kirchner, quien ha sido condenada a inhabilitación perpetua, privándola de sus derechos políticos y ejemplificando el retroceso sin precedentes en las libertades democráticas de Argentina.

Cristina Kirchner, líder del mayor movimiento político opositor del país, es víctima de una acción que Teszkiewicz describe como el mayor retroceso en derechos políticos desde la recuperación de la democracia en 1983. “Desde el 83 para acá, la idea de que exista una persona que reconocemos como ciudadana pero que de por vida no va a tener derechos políticos es el retroceso de libertades más grande que hemos sufrido en este periodo democrático”, enfatiza.

El nuevo decreto que permite a la policía federal actuar sin orden judicial y controlar las actividades ciudadanas en las redes sociales añade una capa de vigilancia preocupante. “Estamos asistiendo a una transformación de las reglas de convivencia en nuestra sociedad”, asegura Teszkiewicz, quien también destaca el peligro de convertir a los ciudadanos en meros súbditos bajo un régimen político semejante al de tiempos conservadores pasados. “Estas nuevas competencias vienen a conformar un régimen político similar al que regía en la Argentina en la época de Roca, antes de la Ley de San Espeña, en la que los ciudadanos dejan de ser ciudadanos”.

La imposición de un orden conservador y autoritario, según el auditor, se está consolidando bajo un sistema que prioriza la represión sobre los derechos fundamentales. Lisandro Teszkiewiczurge a una respuesta tanto de la dirigencia política como de la sociedad en su conjunto, señalando que lo que está en juego es “el derecho a opinar de manera disidente”. Además, enfatiza que este marco de control podría retrotraer a la Argentina a un modelo socioeconómico que excluye a grandes sectores de la población. “La concentración brutal de la riqueza que quieren hacer en la Argentina, ese modelo… es una Argentina que tiene espacio para 10 millones de habitantes”, sentencia, en alusión al carácter excluyente de las políticas posibles.

Teszkiewicz apunta hacia un uso instrumental de los medios de comunicación por parte de las élites, escapando del control público y estandarizando la narrativa que llega al ciudadano. “La verdad es que estamos cada vez peor informados, más desinformados”, subraya, advirtiendo sobre la dispersión y el aislamiento social que fomentan las redes. Este fenómeno, asociado al consumo de noticias falsas que superan a las verdaderas en un 70%, según algunos estudios citados por él, genera un clima de desconfianza que erosiona las bases mismas de la democracia.

El auditor no pasa por alto la necesidad de reflexionar sobre los logros y fallas de procesos políticos anteriores, como el experimentado en Argentina entre 2003 y 2015. Durante ese periodo, afirma, el país vivió una expansión de derechos y una mejora en la calidad de vida que no se pudo sostener. Teszkiewicz lamenta que, en la actualidad, no se haya logrado “un sentido general de comunidad… no estamos logrando construir la convicción profunda de que la salida es colectiva”.

A través de sus críticas, destaca cómo la atomización del discurso político y la desconexión entre la dirigencia y la ciudadanía normalizan un desdén por la política que, lejos de ser inocuo, tiene implicaciones profundas en la realidad de las libertades y los derechos. “Podríamos estar departiendo durante horas, y quizás no le encontraríamos una vuelta”, confiesa, haciendo hincapié en la urgencia de hallar mecanismos para contrarrestar este silencio y apatía generalizados.

Teszkiewicz concluye su exposición señalando que hay claros indicios de que la situación actual busca suprimir a la oposición y minar cualquier intento de disidencia mediante el miedo y la represión. “La verdad es que el nivel de degradación del Estado de Derecho al que nos están arrastrando es impresionante”, remarca en relación con los tratados nacionales e internacionales violados bajo el nuevo régimen normativo.

En este contexto, el llamado a la acción de Teszkiewicz resuena como un grito de advertencia: es imperativo reestablecer la conversación política, reconstruir redes de solidaridad y fomentar un entendimiento común de los derechos democráticos para frenar lo que describe como una marcha hacia un régimen más restrictivo y regresivo en la Ciudad de Buenos Aires y en todo el país.