Buenos Aires: Un Análisis Togado de 16 Años de Continuidad Política

Buenos Aires: Un Análisis Togado de 16 Años de Continuidad Política

La Ciudad Autónoma de Buenos Aires ha sido marcada profundamente por años de gestión ininterrumpida bajo un mismo signo político. Este análisis arroja luz sobre los puntos más críticos y las problemáticas que han emergido y evolucionado durante los “años de larretismo”, remontándonos a cuando comenzó esta línea de gobernanza en 2007.



Una Ciudad de una Sola Dirección

Desde 2007, la Ciudad no ha visto un cambio significativo de “color político”. Durante estos 16 años, se ha mantenido una coherencia en las políticas y en quienes están al mando. Esto ha permitido una transmisión de modos de comportamiento y gestión que “va dejando marcas en la ciudad”.

La primera consecuencia que se destaca es la “herencia de tipo institucional”. El concepto de gerencia ha reemplazado a las tradicionales direcciones del gobierno, siguiendo una “lógica de mercado más que con una lógica de gestión del Estado”. En esta lógica, el objetivo fundamental es la obtención de ganancias, a diferencia de la gestión estatal cuyo foco estaría en una “ejecución obligada” de los presupuestos para el servicio público.

El Vaciamiento de Instituciones Clave

Se resalta el vaciamiento de los consejos consultivos y la creación de dependencias del Estado paralelas que manejan el presupuesto que originalmente deberían manejar las comunas. Esto ha dejado a los consejos consultivos y a las juntas comunales con un papel cada vez más periférico en la toma de decisiones.

“La legislatura se ha convertido en una especie de escribanía”, con una mayoría automática del partido gobernante que permite legislar sin necesidad de negociar o convencer. Esta afirmación refleja la falta de debate y consenso en la producción legislativa, que se convierte en un mero trámite.

Los Problemas de la Justicia Local

Otro punto crucial es el estado de la justicia en Buenos Aires. Aquí se observa una complicidad adicional con el poder ejecutivo local, lo que genera “bastantes problemas” a los ciudadanos. Los habitantes han tenido que crear “instituciones ad hoc para defender nuestros barrios, nuestras calles, las escuelas, los hospitales”.

Subfinanciamiento en Sectores Críticos

Entrando en aspectos más específicos del Ejecutivo, se remarca una “sistematización de la subejecución de presupuestos” en áreas como salud, educación y cultura. Los fondos destinados frecuentemente se desvían hacia propaganda en lugar de difusión. Se define la diferencia entre ambas: “propaganda es decir, miren que lindo les voy a dejar el parque,” mientras que difusión sería comunicar información vital como planes de vacunación o fechas de inscripción escolar.

En el área de salud, a pesar de presuntos recortes y descategorizaciones, los servicios siguen operando con un nivel de excelencia gracias al compromiso de “médicos” y “enfermeros” que, aunque mal categorizados, provienen de instituciones prestigiosas como la Universidad de Buenos Aires.

Crisis en la Educación

La problemática en las escuelas es aún más alarmante. Cada año, hay “25.000 alumnos sin vacantes” en todos los niveles, desde inicial hasta educación media. Aunque presenta como una solución básica, no se han construido nuevas escuelas, lo que perpetúa esta grave situación. A esto se suma la “mala calidad del alimento” entregado a los estudiantes. Una de las justificaciones más frías e inhumanas para esta deficiencia ha sido que “se les da poca comida porque si no se la llevan a la casa”.

Entre Cultura y Cultura del Abandono

Mientras que los profesionales, educadores y trabajadores de salud mantienen la estructura de servicios públicos en pie casi bajo su propia responsabilidad, la política de cultura y educación no solo deja en la sombra a miles de chicos sin vacantes, sino que los expone a situaciones indignas con respecto a su alimentación y recursos para el aprendizaje.

Reflexionando sobre el Futuro

Con Jorge Macri próximo a asumir, queda la incertidumbre sobre si se mantendrán estas políticas o si habrá cambios significativos. La necesidad de acción y parece no estar solo en manos de quien gobierne sino en la capacidad y organización de las comunidades afectadas que han mostrado una resiliencia admirable hasta ahora. Sin embargo, para muchos, las promesas de “disfrutar pronto” de una transformación continúan sonando vacías si no se abordan los problemas estructurales de una manera efectiva y humanitaria.

En conclusión, la Ciudad de Buenos Aires va a necesitar mucho más que gerencias orientadas al mercado; necesita políticas inclusivas y con un enfoque genuino en los ciudadanos para poder construir un futuro donde cada habitante tenga acceso a los servicios esenciales y dignos que se merecen.