A 40 años del regreso a la democracia, la toma de posesión de Javier Milei genera polémica y divide al país mientras grupos de ultraderecha pintan símbolos de odio en hospitales y espacios públicos.
Argentina conmemora 40 años de democracia este 10 de diciembre, un hito significativo que coincide con la asunción de Javier Milei como presidente. Sin embargo, este aniversario trae consigo una sombra, dada la postura negacionista de Milei respecto a los crímenes de la última dictadura cívico-militar y la preocupación creciente entre muchos argentinos por el resurgimiento de discursos de odio y la división del país.
Milei ha sido un crítico obstinado de la narración oficial sobre los horrores de la dictadura, lo que ha provocado un fuerte rechazo entre defensores de derechos humanos y sobrevivientes. Negar el genocidio y cuestionar las cifras de desaparecidos no solo rebaja la memoria histórica sino que también amenaza con fracturar el tejido democrático de Argentina, algo que muchos sectores de la sociedad han luchado por preservar y fortalecer.
Un testimonio conmovedor de estas tensiones se vivió recientemente en el Hospital Durand, donde grupos de ultraderecha pintaron esvásticas y consignas a favor de la dictadura en diversas áreas del hospital, incluida la puerta del local gremial de ATE y la entrada de ginecología. Estas pintadas evocan el período más oscuro de la historia del país y se interpretan como amenazas directas a trabajadores, mujeres y disidencias.
Lidia Fernández, integrante de la Comisión de Género del Hospital Durand, recordó la tradición de lucha del hospital y la importancia de la unidad en tiempos de crisis. “Este es un hecho histórico, que todas las organizaciones se unieran y repudien estos actos”, comentó Fernández en una radio abierta organizada como acto de repudio.
Entre los presentes estuvo Pablo Espataro, Secretario General de la CTA Capital, quien resaltó la importancia de la solidaridad y de la organización en estos tiempos de incertidumbre. “La política del miedo es una estrategia de dominación”, afirmó Espataro. “Ante la política del miedo nosotros debemos anteponer la política del abrazo, de la solidaridad, para frenar este ajuste”.
La situación del Hospital Durand es un microcosmos de la situación que vive el país. El ataque a sus instalaciones no solo es un acto de vandalismo sino un recordatorio del persistente desafío a los valores democráticos y de derechos humanos que muchos argentinos han defendido durante cuatro décadas. Espataro concluyó: “Nos reafirmamos en la democracia y para fortalecerla necesitamos más democracia, no menos”.
Las acciones de estos grupos y las políticas que predica Milei llevan a muchos ciudadanos y ciudadanas a temer por un retroceso en términos de derechos y justicia social. La memoria de la dictadura y el compromiso con la verdad histórica vuelven a movilizar a sectores sociales diversos, recordando que la democracia no es solo un sistema de gobierno sino una conquista que requiere defensa constante.
Argentina enfrenta tiempos complejos. La resistencia y la organización se presentan, una vez más, como las herramientas más poderosas de la ciudadanía para mantener viva la llama de la democracia y asegurar que el “Nunca Más” mencionado por Espataro sea más que una consigna, una realidad vivida día a día.
