La inevitable retirada de los subsidios y sus implicancias en una de las zonas más cruciales de Argentina.
El debate sobre los subsidios al transporte público en Argentina ha tomado un nuevo giro con las recientes medidas anunciadas por el gobierno nacional. La conversación gira en torno a las dificultades y la complejidad de mantener un sistema de transporte eficiente en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde el gobierno central ha decidido trasladar cada vez más responsabilidades económicas a las provincias y municipios.
“Lo que hay que entender acá es que hoy, para responder rápidamente, hoy está en torno entre el 65% y el 70%”, explica un experto, refiriéndose al porcentaje de subsidios que aún cubre el gobierno nacional en ciertos sectores. Este porcentaje, sin embargo, varía en función de la demanda y los aportes finales que se realicen. La medida tiene implicaciones no solo en términos de transporte, sino también en la configuración económica y social del país.
El gobierno nacional, en su afán de reducir el déficit fiscal, ha estado deshaciendo gradualmente su cobertura total de los subsidios, medida que comenzó a implementarse hace varios años. “El gobierno nacional quiere dejar de tener gastos, quiere recortar gastos, y en consecuencia le traslada muchos de esos gastos a las provincias”, comenta la fuente, remarcando la realidad financiera que impulsa esta política.
En el AMBA, la situación es singular debido a la concurrencia de tres jurisdicciones: Ciudad de Buenos Aires, Provincia de Buenos Aires y el Gobierno Nacional. La interacción de estas tres entidades complica aún más el panorama, creando una “incidencia” múltiple que dificulta la implementación de una política unificada de transporte. “Lo que hay que entender, para hacer un resumen, es que hasta hace unos años el gobierno nacional se hacía cargo de la totalidad de los subsidios. Eso fue cambiando.”
La Ciudad de Buenos Aires tiene una historia particular con respecto a los subsidios en el transporte. “Desde que se hizo cargo del subte en 2012, implementó un sistema de subsidio con descuentos por la cantidad de viajes”, explica la misma fuente, refiriéndose a un modelo donde los precios varían según la frecuencia de uso y existen descuentos para jubilados y estudiantes. Este modelo, aunque útil, es insuficiente para cubrir la vasta y compleja red de transporte del AMBA.
Sin embargo, la retirada de los subsidios presenta un riesgo considerable: el caos tarifario y operativo. “Qué puede llegar a suceder en un área metropolitana gigantesca donde una parte tiene un régimen tarifario diferente, sistema de subsidio diferente, la verdad es que se convertiría en un caos.” La falta de coordinación entre las distintas jurisdicciones y la incapacidad de la ciudad para asumir el control total de las líneas de colectivos dentro de su territorio solo exacerba este problema.
La ausencia de una agencia con competencias reales sobre la gestión del transporte en el área metropolitana es quizás uno de los aspectos más críticos en esta situación. “Sería muy útil y muy importante que comience a funcionar la Agencia de Transporte Metropolitana, un organismo que fue creado, pero que no tiene ningún tipo de competencia ni incidencia sobre la gestión del transporte público en el área metropolitana.” Sin esta coordinación, las medidas unilaterales del gobierno nacional no solo carecen de consenso, sino que ponen en riesgo a quienes dependen diariamente del transporte público.
Comparaciones con otras ciudades argentinas como Rosario y Córdoba nos recuerdan que el AMBA, con una extensión que supera los 100 kilómetros, presenta desafíos únicos. La red de transporte público en Buenos Aires es compleja y extensa, lo que obliga a miles de personas a recorrer largas distancias para llegar a sus trabajos o estudios diariamente. Este hecho amplifica la importancia de un sistema de subsidios que permita mantener tarifas accesibles y un servicio eficiente.
Es notable también cómo la distribución poblacional influye en la dinámica económica y social de la región. A pesar de que la Ciudad de Buenos Aires no ha crecido en población desde la década de 1940, el área metropolitana ha aumentado significativamente. “Los habitantes de distintos puntos del área metropolitana y conurbano que vienen a Capital Federal a trabajar, a estudiar, a hacer actividades de distinto tipo, aportan, consumen y, por lo tanto, eso pagan impuestos directos e indirectos en la ciudad de Buenos Aires”, señala la fuente.
En conclusión, la retirada de los subsidios al transporte público por parte del gobierno nacional sin una estructura de coordinación adecuada pone en peligro no solo la eficiencia del sistema de transporte, sino también la estabilidad social y económica del AMBA. La necesidad de una agencia metropolitana de transporte, la división de responsabilidades y un enfoque de gestión integral para la región son aspectos prioritarios que deben ser considerados para evitar el caos tarifario y operativo que se avecina. La situación requiere de una “mirada metropolitana” para abordar los desafíos complejos y multifacéticos de una de las áreas más importantes del país.