En una reciente reflexión, la columnista Cristina Sotile destacó la vital importancia de recordar y comprender nuestra historia colectiva, no solo como una herramienta de educación, sino como un mecanismo esencial para la formación de una sociedad consciente y activa.
La Historia No Es Solo para Especialistas
Cristina Sotile subraya que el estudio de la historia no debe verse como una tarea exclusiva para historiadores o especialistas. “El tema de la historia, muchas veces, parece ser tomado como que fuera una cuestión de especialistas… pero yo quisiera darle una vuelta de tuerca”, comentó. La historia debe ser entendida como una herramienta práctica y vital para todos los ciudadanos, una forma de conectar con los acontecimientos que moldean la realidad actual.
Una Serie de Relatos Dinámicos
La historia, según Sotile, no es algo estático o cristalizado, sino una “serie de relatos acerca de acontecimientos que vivieron y que organizaron personas que vivieron en ese momento del tiempo y produjeron modificaciones”. Ella nos recuerda que estos relatos tienen la capacidad de cambiar con la aparición de nuevas evidencias y miradas, y señala la importancia de incluir a personas y acontecimientos que a veces son borrados por cuestiones políticas o económicas.
El Papel Vital de la Memoria Colectiva
Cristina enfatiza que la memoria histórica tiene un poder innegable sobre nuestras vidas presentes y futuras. Desconocer nuestra historia puede llevar a escenarios indeseados y perjudiciales. “El desconocimiento de la historia significa un desprestigio del conocimiento de la misma, como si esto no tuviera ningún tipo de consecuencia. Y la verdad es que sí tiene consecuencias”, afirmó.
Ella aborda el peligro de gobernar sin resistencia, explicando que “la mejor forma de ejercer un gobierno autoritario, sin que lo parezca, es que no haya resistencia, y no hay resistencia, sobre todo cuando se desconoce la historia”.
La Historia Como una Construcción Colectiva
Sotile destaca la historia como un esfuerzo colectivo donde todos aportamos, ya sea por acción u omisión. Esta construcción colectiva nos afecta en todos los niveles, desde la estructura social hasta nuestras vidas personales. Ella lo compara con el conocimiento de la historia familiar, donde reconocer patrones y antecedentes familiares nos ayuda a entender nuestra identidad y nuestras acciones.
El Legado del Colonialismo
Uno de los enfoques críticos de Sotile es la influencia del colonialismo en las sociedades latinoamericanas. “Los pueblos que fueron colonizados… conservan resabios que uno puede decir, uy mirá, se parece a la madre”, mencionó, señalando que muchos hábitos y costumbres actuales tienen origen en épocas coloniales. Pero es crucial evaluar estos legados desde una perspectiva crítica, ya que “los colonizadores no son dignos de respeto” y sus impactos no deben ser romantizados.
La Falta de Conocimiento y Sus Consecuencias
Sotile critica duramente la ignorancia histórica, especialmente cuando se manifiesta en figuras públicas, y lamenta la liviandad con la que a veces se trata el conocimiento histórico. En este sentido, cita el caso de una diputada que reconoció no saber quién era una figura histórica relevante. Este tipo de desconocimiento, en su opinión, socava la seriedad y capacidad del liderazgo político y social.
Normalización y Apatía
Además, Sotile aborda la “normalización” de conductas cuestionables y la apatía hacia el conocimiento histórico. Ella señala que aceptar conductas irresponsables y declaraciones ignorantes sin cuestionarlas es un camino peligroso. “No hay que naturalizar nada”, advierte, y enfatiza la importancia de mantener un debate informado y crítico.
Recordar para No Repetir
La columna de Sotile cierra con un llamado a la acción: “Primero, no hay que naturalizar nada. Eso de que, bueno, no hace falta leer, no hace falta… No, no, sí hace falta.” Ella nos recuerda que es imprescindible educarnos y comunicar el conocimiento histórico a las futuras generaciones, pasando de la apatía a una actitud activa y crítica.
En resumen, Cristina Sotile nos ofrece una reflexión profunda sobre la importancia vital de recordar y comprender nuestra historia. Más que un ejercicio académico, ella nos invita a considerar la historia como un componente esencial de nuestra identidad colectiva y un faro que guía nuestras decisiones presentes y futuras. En sus palabras, “la historia se construye a través de los conflictos”, y es nuestro deber entenderlos y aprender de ellos para construir una sociedad mejor.